Cómo cambian las cosas. En 2011, Elon Musk, fundador y mandamás de Tesla, descalificó la amenaza de BYD. “¿Has visto sus coches?”, comentó con una risa irónica. Hoy quien está sonriendo es la automotriz china, la cual se ha posicionado como líder en el sector de vehículos eléctricos, superando a Tesla en unidades vendidas.
Ahí están los números. En lo que va del año, mientras que Tesla ha perdido cerca de 30% de su valor de mercado —más de 300 mil millones de dólares evaporados—, BYD ha aumentado el suyo en 50%, sumando alrededor de 50 mil millones de dólares. Esta divergencia refleja una profunda transformación en la percepción, el desempeño y las expectativas que pesan sobre ambas empresas.
El contraste fue evidente en los últimos resultados. Tesla reportó un desplome de 71% en su utilidad neta, acompañado de una reducción en ventas respecto al mismo periodo del año pasado. BYD, en cambio, duplicó su utilidad y vendió más de 300 mil unidades adicionales. Basta mirar a nuestro alrededor, en las calles de México, para apreciar cómo los autos chinos —con BYD a la cabeza— están ganando terreno a gran velocidad.
En el contexto de la guerra comercial entre EU y China, la historia de BYD no es un caso de éxito aislado: representa un termómetro del nuevo equilibrio geopolítico. La imagen de China como productor de bienes baratos y de mala calidad ha quedado atrás. Ahora se encuentra a la vanguardia tecnológica, sinónimo de innovación y eficiencia en múltiples industrias. En vehículos eléctricos, su tecnología es procurada tanto en EU como en Europa.
EU está decidido a frenar la expansión comercial de China, no solo en su territorio, también en mercados estratégicos como México. La estratégica ya está dando resultados. BYD canceló su proyecto para construir una fábrica en el país a raíz de la presión ejercida por Trump sobre las autoridades mexicanas.
Hay mucho en juego que la rivalidad entre Tesla y BYD. La industria automotriz es una de las columnas vertebrales del desarrollo industrial de un país. Genera empleos, encadena sectores como el de autopartes y dinamiza el crecimiento regional. Quién tome la delantera, tiene mucho que ganar.
Cabe señalar que, pese a su reciente caída, Tesla mantiene un valor de mercado casi seis veces superior al de BYD. Los bulls de Musk sostienen que el potencial de Tesla trasciende el negocio de coches eléctricos. Citan a su división de robots humanoides, a su ambicioso proyecto de robotaxis y a sus avances en inteligencia artificial como los verdaderos motores de valor futuro.
En todos estos frentes, las empresas chinas —incluida BYD— avanzan a pasos agigantados. China ya no se conforma con permanecer en la retaguardia, quiere marcar el rumbo. Hace poco, Musk reconoció que BYD es “altamente competitiva”. No le quedó otra. Solo confirmó lo que ya es evidente: Tesla ya no es el único que define el futuro de la movilidad eléctrica.