México hace bien en apostar por EU sobre China

Ciudad de México /

Las reglas que rigieron el comercio mundial en las últimas décadas se están reconfigurando. La globalización sin restricciones, cuyo único objetivo era aumentar el intercambio de bienes y servicios entre todos los países, ha quedado atrás. Ahora se están formando alianzas comerciales para proteger intereses nacionales y contrarrestar el avance económico de otras naciones.

Bajo esta nueva tesitura global, las grandes potencias están presionando a distintos países para que tomen partido y definan su lealtad. Quizá no de una manera explícita, pero esto es justo lo que está haciendo Estados Unidos con México en relación con China, su principal rival geopolítico. La respuesta de México ha sido la correcta: apostar por nuestro vecino, principal socio comercial y mayor inversionista, incluso si esto implica marginar a China. 

Hace unos días, el Secretario de Hacienda asumió una postura comercial similar a la de Trump. Pidió revisar la relación comercial con China porque sugirió que no era justa. Mencionó que mientras que nosotros le compramos 119 mil millones de dólares en 2022, apenas le vendimos 11 mil millones de dólares. Sheinbaum se sumó a la crítica al comentar que “no se puede importar tanto y exportar tan poco”, y sostuvo que esto “se tiene que revisar”.

Se le olvida al secretario que el comercio no funciona así. Que un país mantenga un déficit comercial con otro no implica que están abusando de él. Si este fuera el caso, entonces tendríamos serios problemas con EU. México exporta mucho más a nuestro vecino de lo que importa. De hecho, en 2023 tuvimos un superávit de más de 150 mil millones de dólares, un monto 50% mayor al déficit comercial que tenemos con China. Si buscamos una relación más “equilibrada” con China, como solicita el secretario, entonces EU, bajo el mismo criterio, puede exigir un ajuste similar con México.

Además, aun cuando quisiéramos redefinir el comercio con China, la realidad es que nuestro campo de maniobra es reducido y cualquier ajuste drástico es muy peligroso. China es nuestro segundo socio comercial. El intercambio entre países ha crecido de manera acelerada en los últimos años. Los consumidores mexicanos nos beneficiamos de artículos chinos baratos y la economía de menores presiones inflacionarias. Buscar importar menos traerá consecuencias negativas en estos frentes. 

En términos de inversión, una confrontación con China también será costosa. El país asiático se ha convertido en una potencia automotriz, a la vanguardia de la revolución eléctrica. Cerrarles la puerta a sus fábricas implicará perder un dineral de inversión y cuantiosas fuentes de trabajo. 

A pesar de estos riesgos, concuerdo con la posición del secretario de Hacienda y de Sheinbaum sobre dónde poner nuestras fichas. Solo espero que logren malabarear la situación con Trump o con quien llegue a la Casa Blanca para no deteriorar demasiado la relación comercial con China.


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