Pese al desarrollo de la tecnología, no creamos un sistema para mejorar la comunicación al interior de las empresas e instituciones. Según los especialistas, la impaciencia, la urgencia de los tiempos o la inseguridad atentan contra el contacto personal.
La comunicación en la empresa se utiliza para el control del comportamiento y del cumplimiento de objetivos; para motivar a las personas a que aumenten o mejoren su productividad o desempeño; para compartir satisfacciones o frustraciones o para informar y tomar decisiones.
La tecnología aporta facilidades para comunicarse. Lo extraño y paradójico es que existe menos comunicación y esa comunicación suele ser de baja calidad.
Estamos solos, nos sentimos solos, nos cuesta mucho hablar y más nos cuesta ser oídos.,
Varias empresas lanzaron una cruzada, denominada “viernes sin correo electrónico”, con el fin de fomentar la comunicación verbal cara a cara entre los empleados.
Existe la necesidad de instrumentar políticas de comunicación interna en cada compañía que tienda a fortalecer la integración.
Por ello los especialistas afirman que “La comunicación merece ser mejor valorada, es el recurso intangible de cualquier individuo, institución o comunidad”.
La comunicación permite crear y mantener relaciones armoniosas y gratificantes y contribuye, aunque a veces no somos conscientes de ello, a nuestra propia calidad de vida, puesto que crea climas y ambientes sanos y constructivos.
Una comunicación eficiente comprende: afectos positivos; sinceridad; respeto por el otro; humor en momentos difíciles y apoyo personal, si es necesario.
Cada vez tenemos menos tiempo y paciencia para escuchar, creemos saber lo que nos van a decir, y actuamos a veces con un mínimo de información porque no nos damos el tiempo para escuchar.
Además, como la comunicación cara a cara nos pone en situación de compromiso, muchas veces preferimos el mensaje escrito o el e-mail, que no muestra al otro mi cara mientras lo escribo o lo leo.
Las razones de la mala comunicación son varias: la urgencia de los tiempos, la impaciencia, la falta de un vocabulario amplio o adecuado; la inseguridad personal, la timidez, la intolerancia, la desconfianza, el miedo al fracaso, a la opinión del otro, la falta de costumbre de comunicarse, la ausencia de intereses variados (se dice que los varones hablan sólo de fútbol y las mujeres de moda), etc.
El resultado es un grupo de personas que aparentemente está cerca (física o geográficamente), pero en realidad la distancia entre ellos se profundiza cada vez más.
Esto también es lo que ocurre en las familias.
Habrá que poner la debida atención a mejorar la comunicación cara a cara.
luisrey1@prodigy.net.mx