El miércoles, Donald Trump cambió drásticamente su posición sobre la política arancelaria que había anunciado el 3 de abril. En reiteradas ocasiones, a partir de esa fecha, sus voceros manifestaban que las tarifas que había impuesto su presidente no eran negociables; sin embargo el mismo Trump desmentía a sus colaboradores diciendo que él estaba dispuesto a negociar.
Lo que sucedió el miércoles deja en claro que la gran lucha comercial que ha emprendido Trump se centrará entre EU y China; además estoy seguro de que será negociable.
Los principales países de la Unión Europea, así como las naciones más desarrolladas y las subdesarrolladas del sureste asiático podrán lograr mejores condiciones.
El hecho de que los aranceles para China hayan subido hasta 144% no implica contaminación para el resto del mundo, todos los demás países podrán negociar mejores condiciones. El anuncio de retrasar la entrada en vigor por 90 días es la manera que encontró Trump para recular sobre una decisión muy criticada.
Jamás dirá que se equivocó, jamás ofrecerá disculpas, pero el aplazamiento de sus multicitadas tarifas lo único que muestra es un reconocimiento tácito de que se equivocó.
Mucha gente se pregunta si se dio cuenta de su error o fueron las presiones del mundo y de su propio equipo las que lo hicieron reflexionar, basta un ejemplo: su amigo Elon Musk, quien dijo que Peter Navarro (el estratega de toda la política arancelaria) era más tonto que un costal lleno de ladrillos; con este comentario queda claro que el gabinete de Trump no es tan unido como la gente piensa, y que el presidente no es tan sordo como se le percibe.
No porque la pausa el tema ha terminado, las bolsas festejaron la decisión con incrementos que pocas veces habíamos visto, pero hay que tener cuidado porque no sabemos con qué idea saldrá Trump la semana entrante.
Al mundo le preocupa que el mandatario sea tan imprudente, irreflexivo y mal educado; sus discursos y los insultos a sus adversarios no son dignos. A partir de la Segunda Guerra Mundial, EU se convirtió en un luchador a favor de la democracia y del libre comercio, pero todo eso que se logró con tanto esfuerzo ahora Trump lo destruye; su manera de gobernar no es democrática, y su forma de negociar destruye el orden comercial que dio tantos beneficios al mundo.
EU tiene su fortaleza en su mercado interno; sin embargo su comercio internacional le permitió contar con productos de mayor calidad y mejor precio; el hecho de que tenga grandes déficits comerciales es producto de ser el principal consumidor, y además con el paso de los años ha transformado su economía de ser una potencia manufacturera a ser de servicio; obvio que este último sector es de mucho mayor valor agregado que el primero, por esa razón es una economía que está destinada a tener siempre déficits comerciales que no son muy significativos dentro del tamaño de su economía. Por desgracia, Trump seguirá teniendo un comportamiento poco predecible y seguiremos viviendo con frecuentes cambios debido a sus decisiones.