Quiero insistir en el tema de la tasa de interés en México ya que me parece que está demasiado alta, sobre todo tomando en cuenta que la inflación --cuando menos la nominal—ya está por debajo de 5%, y que la subyacente --aunque se ubique en 6.2%-- también ha mostrado a lo largo del año, su tendencia a la baja, más lenta la caída que en la nominal, pero que va hacia abajo no me cabe la menor duda. El Banco de México (Banxico) ha dicho que 11.25%, que es el nivel actual de la tasa de referencia, se mantendrá durante un largo período de tiempo, o sea, quisiera entender que el comentario significa que durante todo este año veremos la tasa de interés en ese nivel. Me gustaría revisar las consecuencias de ello.
Esta tasa tan elevada nos va a empezar a generar problemas en muchos sectores, y sin jerarquizarlos, empezaría hablando del crédito. El otorgamiento de crédito a empresas y particulares será más restrictivo, ya que los banqueros actuarán con más prudencia al enfrentar riesgos de impago mayores, simplemente porque las tasas son muy altas; esto por sí solo limita el crecimiento económico, ya que el otorgamiento de crédito es un motor importante para la economía. Las finanzas públicas también resentirán el alto costo del dinero porque el financiamiento de la deuda será mucho más caro; es cierto que la deuda pública, como porcentaje del PIB, ha crecido relativamente poco en esta administración, de 46% en el 2018 a 49% actual; sin embargo, en números absolutos, en estos casi cinco años la deuda interna ha crecido 35%. Pues bien, este monto cuyas renovaciones se hacían hace 12 meses a 4%, ahora la deuda nueva más las renovaciones se tendrá que hacer a 11.25%; y no hay que olvidar que la deuda externa en dólares también ha corrido la misma suerte, ya que el costo de ésta ha pasado de 1% a 5.5%. No podemos olvidar que las altas tasas de interés lastiman a todas las personas que cuentan con hipotecas a tasa variable, y peor aún a aquellas que por necesidad se financian a través de sus tarjetas de crédito. El dinero caro no ayuda a nadie, ni siquiera a los banqueros porque los riesgos de que se deteriore la cartera crediticia, como dijimos, son mucho mayores.
Un efecto colateral negativo de esta tasa de interés tan elevada, es que el peso se haya fortalecido excesivamente; nuestra moneda con respecto al dólar se ha revaluado 15% en lo que va del año, y 20% en los últimos dos años; esto quiere decir que los exportadores mexicanos, que son el motor más importante de nuestra economía, están recibiendo 20% menos ingresos de los que deberían. Otro sector que también sale muy lastimado son los millones de mexicanos que reciben los 60,000 millones de dólares en remesas del exterior que mandan sus familiares para su manutención, pues éstos han visto disminuido su ingreso en pesos en 20% en dos años, o si lo quiere ver en lo que va del 2023, en 15%. Por último, aunque puede haber mucho más afectados, tenemos los negocios relacionados con nuestro turismo, donde por razones obvias también se han visto mermados sus ingresos debido a la revaluación de nuestra moneda con respecto al dólar y con respecto al euro. Así las cosas, yo insisto en que sería mejor para nuestro país tener un peso con relación al dólar en 19.50 (que es como empezamos el año); paralelamente, tener una tasa de interés a 9%, y en lugar de crecer a 3% podríamos estar creciendo a 5%.