Casi la mitad del territorio de Estados Unidos alguna vez perteneció a España y después de la Independencia de México de ese país, estas tierras pertenecieron a México.
El nombre de América se debe a Américo Vespucio, florentino que se nacionalizó castellano.
Cristóbal Colón descubrió este continente, aunque hay nuevos descubrimientos que dicen que fueron los vikingos.
De cualquier manera estos españoles fueron los que se asentaron en esta vasta región desde la mitad de Estados Unidos hasta argentina. Brasil fue ocupado por los portugueses.
Nos dieron su cultura: idioma, religión, educación, arquitectura y más.
No vamos a entrar en polémica de que si fueron buenos o malos, ni que indígenas los apoyaron en la conquista. Fue lo que fue y es lo que tenemos.
No es fortuito que miles de nombres españoles se encuentren en diferentes estados de ese país: California, Los Ángeles, San Francisco, San Bernardino, Mariposa, Monterrey, Santa Bárbara, San Diego, Santa Mónica, El Álamo, San Antonio, entre otros.
En Texas, Nuevo México, Arizona y Nevada encontraremos los vestigios de la cultura española y mexicana con las misiones y nombres de los poblados de esos estados.
México pierde la mitad de su territorio a manos de Estados Unidos en 1848, cuando se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo. Este tratado puso fin a la guerra México-Americana, que duró de 1846 a 1848.
En ese lado ahora de Estados Unidos de América (nombre español) quedaron miles de mexicanos en su legítima tierra con sus costumbres, su idioma y educación.
Recuerdo la película Giant - Gigante con Rock Hudson, Elisabeth Taylor y James Dean.
La película se rodó en Texas, California y Maryland en donde se retrata la cultura mexicana- texana y los matrimonios entre americanos y mexicanos, la discriminación hacia los verdaderos dueños de esa tierra y también los buenos americanos que los apoyan.
Durante la segunda guerra mundial hubo un programa “Bracero” fue un acuerdo entre México y Estados Unidos que permitió a los mexicanos trabajar legalmente en el país vecino entre 1942 y 1964.
Se trató de un convenio bilateral que reguló el trabajo temporal de los mexicanos.
Hoy, hay miles de mexicanos que trabajan en Estados Unidos legales e ilegales en donde una vez fue su tierra y que hacen un trabajo necesario para la economía de ese país.
Quizá sería necesario hacer el acuerdo de 1942 para que pudieran trabajar estos mexicanos y poder contribuir a la economía americana y mexicana.
Y no polarizar a la sociedad nombrándolos como delincuentes y violadores porque la gran mayoría es gente que trabaja honestamente.