Hay un momento en las edades, en que es tan grande todo, que ya no puede contenerse ni en la mente, ni en el corazón. Es grande porque se ve y se valora a la distancia de aquel joven impulso vital, que ahora usa marcapaso para evitar el estallamiento emocional ante la luminosidad de lo hermoso y magnífico de la vida.
Pareciera, o me parece no sentirme igual de desbordante, chispeante, alborotada, ante tantos motivos de alegría y gozo; y es que tal vez mi marcapaso dice: calma, contempla, agradece.
Como habrás adivinado, trato de balbucear aquí algo coherente con la celebración del día del AMOR y la AMISTAD, y las emociones se acercan a mí, tan delicadas como los dedos a las teclas de un piano, tarareando una sonata; tan aquí y tan lejos, las notas viajan hacia el oído de un sueño; en un tímido vaivén, pretenden rozar con un beso: al Amor.
El pulso de la emoción viene y se aleja en mí, cual oleaje al influjo cuasi fantástico de una luz de luna. No tengo idea poética hoy para parafrasear a quien haya escrito bellos versos al Amor, me asumo en el todo que es la página en blanco, en donde me encuentro descubriendo cómo ama hoy quien soy hoy.
Pienso ¡Ah! cómo me gustaría volver a vivir lo emocional plenamente biológico. Y caigo en la cuenta de que lo estoy haciendo: Siento como debo sentir. Miro como debo mirar, con la mirada infinita con la que mi madre me contemplaba desde mi primer nacimiento hasta su última estación en la vida.
Contemplo y agradezco como debo contemplar y agradecer. Confirmo que el Amor es el todo, y luego tiene nombre propio, y luego vuelve a ser el todo, hasta que el Todo y las personas amadas con su nombre propio, son una sola cosa.
Es así que del amor y la amistad solo puedo decir que son en mí las flores silvestres que germinan en el jardín del alma, semillas traídas por el viento de la vida.
Que amo cada vez más a quienes celebran desde su cada edad al Amor, con el brinco y el giro de sus recién nacidos, infantiles, jóvenes o viejos corazones, que son a mi vista, la revelación de la felicidad pura.