Cambiar es una necesidad de los seres humanos, pues no es posible, por ejemplo, prescindir del paso del tiempo de vida. Ningún ser humano es el mismo, si se quiere exagerar, un minuto después de cualquier momento. Y si nos fijamos bien, el contexto, la cultura y la naturaleza en medio de la cual vivimos y sobrevivimos también cambia minuto a minuto, así sea su crecimiento cuantitativo.
Si lo anterior tuviera sólo un dejo de verdad, vale preguntarse ¿porqué el ser humano insiste en no cambiar, en preservar sin modificaciones lo que considera cierto y valioso? Los museos son instituciones diseñadas para conservar los hechos, los productos y las propuestas elaboradas en el pasado con el propósito de dar a conocer a los nuevos seres humanos, nacidos años o siglos después, lo hecho en ese pasado congelado en esos recintos.
Bien visto esos recintos nos muestran el pasado, quizá para valorarlo por sus bondades y bellezas, quizá para hacernos ver, al comparar lo de hoy con el ayer, el cambio ocurrido de las épocas recordadas en los museos hasta la época actual, en muchos aspectos considerada mejor época respecto de la pasada. Y, es curioso, también nos muestra lo que no ha cambiado. Un ejemplo puede ser el gusto de las familias por retratarse con sus mejores prendas y con todos o la mayoría de los miembros de la familia. Hoy lo hacemos con fotografías, antes con pinturas. El fotógrafo de hoy es un pintor muy evolucionado, quizá lo consideremos menos artístico, lo cual ya es comparación de puntos de vista.
Otro ejemplo quizá más importante es la educación, es decir la forma cómo los seres humanos ayudamos a los nuevos miembros de las familias a conocer el mundo en el cual nacieron, vivirán y darán lustre a su obra. El estudio, la indagación, la conversación y los viajes fueron cuatro de las principales acciones de las personas interesadas en el conocimiento del mundo, de las sociedades y de las formas de vivir de las personas y las comunidades. Entre las élites también se utilizaba la cercanía con los sabios. Éstos tenían en las amistad de nobles y miembros de las iglesias un modo de recibir lo que hoy llamamos “una beca” para estudiar, escribir, pintar, labrar, explorar… cuyos frutos daban lustre a los personajes apoyadores, aunque en sí mismos fueran nobles sin educación. La historia de la ciencia, de la técnica y de las universidades da cuenta de ese proceso y sus aportes a las sociedades de cada época.
Hoy la educación esta súper institucionalizada y también muy bien valorada. Las diferentes sociedades se enorgullecen de tener cientos o miles de escuelas para ofrecer educación a niños, niñas, jóvenes y a ciertos adultos. En nuestro país presumimos tener y mantener más de 220 mil escuelas de educación básica, varios miles de universidades, y un importante número de centros de investigación. También presumimos tener más de un millón y medio de profesores en todos los niveles educativos. Y también se presume los varios cientos de miles de millones de pesos que se invierten en mantener y hacer crecer el gasto público y privado en educación. Todos las cifras son de presumir.
Sin embargo, el mundo de hoy demanda cambios importantes en las formas de vivir y crecer en las sociedades de hoy. Nuestro país no es la excepción. El punto clave para los estudiosos del cambio es la respuesta de la educación a las necesidades de las personas, habitantes del país, y de las organizaciones, gobiernos y comunidades. La educación ayuda a la instrucción, la socialización y el conocimiento necesario para vivir en un país con una sociedad pujante y capaz de hacer, sin conflictos graves, las acciones para que la educación entregue generaciones de jóvenes con el saber ser, el saber hacer y el saber convivir necesario para realizar los cambios coherentes con los propósitos de corto y largo plazo de todas las comunidades y sociedades del país.
Dicho en breve ¿se puede afirmar sin dudar que la educación de hoy genera esos educandos, hoy a su cargo, la capacidad para participar en cumplir y hacer cumplir los propósitos humanistas de justicia social, libertad, democracia y fraternidad deseados por la población en el México de hoy?
Para responder hoy es necesario reconocer y estudiar las fuertes actualizaciones de los procesos pedagógicos con las cuales se intenta hoy atender las demandas de los grupos sociales más necesitados y los nuevos fenómenos sociales ligados a la tecnología, la migración, la economía solidaria y la internacionalización del conocimiento. Esta es la tarea pendiente del nuevo gobierno mexicano.