Más política, menos conflictos

Jalisco /

Todo indica que el gobernador de Jalisco quiere ser cada día más Lemus. Es lógico que cada mandatario busque en un momento dado destacar su auténtica identidad. Hace unos meses lo veíamos complicado o que tardaría en darse esta situación ya que el alfarismo había adquirido una especie de carta de naturalización y, con todo y que se trató de una decisión nada sencilla al momento de elegir un candidato naranja a la sucesión (pensamos quizá que el poder que ejerció el anterior gobernante dominaría con distintos contendientes), a final de cuentas la medición del efecto Pablo sería la mejor carta. Y así fue. Sin embargo, como sucede hasta ahora, Alfaro no es tomado como centro del todavía inicial sexenio, aunque con la variante de que tampoco es tomado como punto de ataque para remarcar la vigencia del nuevo gobierno.

Es decir, Pablo Lemus no ha puesto andar la maquinaria acostumbrada de echar culpas al anterior gobierno, lo cual no deja de ser común para excusar reacciones ante distintos problemas. ¿Por qué, se dirá, si ciertamente hay casos complicados (Teuchitlán es uno de ellos) en los que pudo salirse por la tangente y depositar las responsabilidades en el que ya no está? La respuesta es simple: Pablo Lemus no lo ha necesitado. Está más ocupado en atender la búsqueda de soluciones y en restablecer -eso sí-, vías de diálogo y conciliación de intereses con quienes Alfaro se veía intratable, para enderezar sus políticas públicas y vinculaciones sobre todo con el gobierno central. Y vaya que sí lo ha logrado.

Veamos dos ejemplos recientes que dejan muy claro lo anterior. Todos sabemos que la situación de confrontación con la administración de Trump, aunque se pinte y disfrace como se quiera, no deja de causar desasosiego, dudas en los mercados, incertidumbre en el futuro de la producción y, lo peor, gravámenes a las exportaciones mexicanas que, por alentados nos demos de que nos causa un daño no tan severo como creíamos, estamos bien distantes de poder asumir una actitud de conformismo y, mucho menos, de festinarla reuniendo huestes aplaudidoras en el zócalo capitalino. El perjuicio causado está presente, y si no hay que preguntarlo a los miles y miles de trabajadores nacionales que ven titubear a sus empresas para seguir fabricando automotores. Hay por lo menos una que ya prefirió sus líneas de producción, pero podrían ser más, y no son nada pequeñas como para minimizar su impacto. Esto, naturalmente, es una seria preocupación en Palacio Nacional y la inquietud se respira en muchas otras partes. Esto lleva a que la unidad, al margen de tendencias políticas, tiene que ir cerrando filas ya que, como dijera alguien: no hay de dos sopas. O nos hundimos.

Pablo Lemus, en vez de erigirse en un líder que diga a los jaliscienses que nos cocinamos aparte, etcétera, prefirió el de unirse a una causa que nos es común. Esto se entendió claramente cuando en el acto de relevos en la Cámara de Comercio de Guadalajara, se le excusó por haber asistido precisamente al acto en que se lanzó el llamado Plan México. No sabemos el alcance de ello ni cómo se va a realizar, pero no podemos negar que algo hay que hacer ante la eventualidad de que las cosas puedan empeorar.

Bajo este signo, Lemus pudo lograr después una reunión, insólita para los tiempos en que vivimos, en la que legisladores jaliscienses de todos los partidos, sí, de todos, concurrieron. Podría pensarse que morenistas y adjuntos actuaron a consigna superior, pero esto no deja de entrañar un esfuerzo y voluntad del gobernador jalisciense para hacer prevalecer el bien del país y, consecuentemente, el de nuestro estado.

El otro ejemplo se dio en la toma de protesta de la Rectora General de la Universidad de Guadalajara, Karla Alejandrina Planter. La posición de Lemus ahí fue diametralmente opuesta a la de su predecesor. Había que significar un nuevo capítulo en la relación de Estado y Universidad, ya que después de todo, la UdeG es por supuesto la universidad oficial de Jalisco. Y se logró y mereció ovaciones entre los asistentes al gigantesco auditorio. Oferta de apoyos, de nuevas escuelas, de continuidad en el respaldo a programas culturales como la FIL, etcétera y, lo más importante, asegurar un nuevo hospital civil que se construirá en Puerto Vallarta y, como los otros, seguirá en la línea de hospital con carácter universitario.

La verdad, Pablo es cada día más Lemus, cada vez más él mismo, con sus propias estrategias y visión. Esto puede ser cuestionado de muchas maneras, pero lo que no deja duda es la nueva política que se aplica y se vive ya en Jalisco, en la que todo cuenta, todo suma y la unidad no es tema menor cuando lo que se busca es el bien común.


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