¡Ya bájenle buitres!

Jalisco /

Parece que por fin encontramos una frase que pinta claramente la actitud de varios gobiernos estatales en materia de seguridad. Y tenía que decirla nada menos que un López Obrador. Se trata del hermano de “ya sabes quién”, el actual secretario general de gobierno de Tabasco, José Ramiro, alías “Pepín”, obvio de los mismos apellidos (que ocupa el cargo por, sin duda, sus enormes dotes y méritos, claro, no porque se lo haya impuesto AMLO a uno de sus más allegados, el gobernador de ese estado, Javier May), ante la interrogante de la prensa local reunida sobre el por qué ese estado paradisíaco (en otros tiempos), se encontró ya entre los de más alta criminalidad del país, el funcionario muy ufano devolvió con una respuesta que no sabe si era petición o amenaza: “Ya bájenle… agregando epítetos a los periodistas “sensacionalistas”… como “¡parecen buitres!, buscando lo peor en vez de todo lo bueno que tenemos”.

Pues bien, el susodicho funcionario surgido de la nada en el mundo de la política, olvidó acontecimientos recientes (una cabeza humana en una hielera y otras minucias), al igual que una represión considerada por él como una simple turba de estudiantes del Tecnológico de la entidad por cuestiones meramente escolares y administrativas. Y todavía después ir al lugar donde los propios estudiantes le repitieron sus palabras con el calificativo de “tú eres buitre” y por lógica al super hermano de López Obrador no le quedó otra que salir corriendo de ahí. Ni modo, así anda la ilustre familia del prócer de Macuspana. Aún no se pierde de vista lo que otro de sus hermanos, Pío, había incurrido en aquella clandestina entrega de fajos de billetes y que, con el aval del entonces presidente, no sólo reconoció como real, sino que luego tuvo la desfachatez de pedir cientos de millones de pesos que Carlos Loret y diversos medios le ocasionaron como “daños morales”. Dijera entonces Loret “esto ya parece el mundo al revés”.

Sin embargo, la presidenta Sheinbaum sigue prefiriendo asumir la postura de ignorar todo lo que concierne a su partido y sus funcionarios (la lista de señalamientos aumenta día con día), aún defendiendo las causas de su progenitor político”, sin conceder la importancia que realmente el crimen en cada vez más estados de la república. Omar García Harfuch cada vez que pasa al estrado de las curiosamente llamadas “mañaneras del pueblo”, de plano se seca el sudor de la frente (con calor o sin él) por tantas cuestiones que acontecen en esta nación en el día a día Pero nada le ayuda.

Así suceden hechos inexplicables como que le cancelan la visa a toda una gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, (pero, dice ella que no crean que fue por cuestiones penales sino “administrativas, ¡ajá!), o que sorprenden (¡por Dios!) a la fiscal antisecuestros de Tamaulipas, Angélica Rodríguez González, con cantidades exorbitantes de dólares (“sólo” 184 mil para ser exactos) para ser introducidos ilegalmente en los Estados Unidos y cuyo origen y destino todavía se ignoran. Lo más probable, parece, es que en ambos casos se trata nada menos que el famoso lavado de dinero. Ni qué decir de las actitudes siempre pasivas, siempre permisivas, siempre llenas de prepotencia, de gobernadores como Rubén Rocha de Sinaloa o del citado Tamaulipas, Américo Villarreal, quienes nunca salen de lo mismo: “no habrá impunidad” y quienes hasta ahora ni por asomo responden nada en concreto y como dijera un viejo anuncio de zapatos: “y siguen tan “campantes”.

Y no hay tampoco que olvidar lo que sucede en Jalisco que, en unos cuantos días, ha visto una serie de crímenes que se nos han venido como ola verde, los más sonoros de tipo político: el encarcelamiento del alcalde Teuchitlán, la muerte de una regidora en Teocaltiche junto a varios de sus seguidores y apenas ayer el asesinato de quien fuera legislador del PRI, regidor en Tlaquepaque y en varios cargos, Luis Armando Córdova Díaz. Entendemos la difícil posición del gobernador Pablo Lemus ante estas cuestiones y ante el gobierno federal pero la verdad ya no basta con el socorrido lema de “buscaremos a los culpables”, etcétera. Pablo tiene, lo sabemos, arrestos suficientes para enfrentar situaciones de este nivel, y que no recurrirá a culpar a la “prensa” de los machos de la inseguridad como lo hace el hermano de López Obrador en Tabasco, ni tampoco, por supuesto, (no está en su forma de ser, por fortuna), llegar a expresiones en Tabasco como el “… ya bájenle” y menos considerar buitres a los periodistas que hacen su labor. De eso, precisamente, ya está harto el país.


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