Llegó el día de la segunda toma de posesión del magnate Donald Trump para continuar, contra todo y contra todos, con su tarea prioritaria de “hacer a Estados Unidos grande”. Llega recargado, sin contrapesos y con la experiencia de una administración, sin la necesidad de cuidar los votos de su partido al no tener una tercera posibilidad de reelección.
Aun antes de su toma de posesión este lunes 20 de enero, Trump ya ha cambiado al mundo y hasta las condiciones que prevalecen en su vecino del sur. En México, el dólar se ha disparado para acercarse a los 21 pesos y los aranceles que se cobran a los productos textiles que ingresan al país ya se elevaron hasta 35%, como adelanto de la guerra comercial que se vendrá a partir de los siguientes días.
A nivel internacional, la dimisión del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, es el mejor ejemplo del torbellino que antecede al retorno de Trump, quien en su proyecto de “hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande” considera al país de la hoja de maple como un estado más de la Unión Americana.
Y de este lado del río Bravo, el nuevo gobierno estadunidense será un reto mayúsculo para el gobierno de Claudia Sheinbaum, que, en el peor escenario, esta misma semana espera medidas hostiles como la deportación masiva de connacionales, aranceles a importaciones mexicanas y declaratorias importantes en materia del combate al crimen organizado.
No hay espacio para menospreciar las amenazas de Trump contra México respecto a la guerra comercial, a la migración y a los narcos elevados a la categoría de terroristas; la experiencia ha demostrado que el hoy presidente de Estados Unidos suele hacer exactamente lo que dice.
Trump siempre será fiel a su estilo, buscará en estos temas generar narrativas polarizantes para su beneficio, apelando a sus bases electorales y vinculando problemas domésticos de Estados Unidos (como la crisis de opioides o el desempleo) con México, posicionando a este país como un “chivo expiatorio” y reforzando su imagen interior y exteriormente.
Palabras clave
La presencia mexicana en la ceremonia oficial de toma de posesión de Donald Trump es incierta; políticos, líderes empresariales y personajes de la farándula presumen que estarán en Washington este lunes para participar en actos relacionados con la sucesión, aunque pocos precisan si tienen lugar en la ceremonia oficial.