La crisis de la CNBV

Ciudad de México /

La lección mas relevante de la costosa crisis bancaria de 1994 fue que sin una adecuada supervisión, los sistemas financieros truenan. A raíz de esa lección, la CNBV formó los cuadros técnicos necesarios para vigilar expertamente la solvencia de los bancos. Una vez restaurada esta solvencia, la CNBV ha venido relajándose, su presupuesto cada vez se ha reducido más, hasta llegar a este punto de crisis que está viviendo la CNBV.

Efectivamente, el sistema bancario en su conjunto está solvente. Pero ya no maneja la mayoría de los depósitos de este país. Las miles de Sofomes están usando instrumentos para captar y no se les está supervisando correctamente en cuanto al uso que les están dando a esos depósitos. La revolución fintech, en la que México es pionero, trae consigo igualmente instrumentos novedosos para captar depósitos y no hay un sistema de supervisión robusto para estos nuevos intermediarios.

Otro reto es el arribo del uso de la inteligencia bancaria artificial que, de no vigilar su correcta implementación, expondrá al sistema financiero mexicano a un riesgo cuyas dimensiones ni siquiera alcanzamos a visualizar.

La misma revolución está cubriendo el lado bursátil y la CNBV no está preparada para supervisar sus riesgos inherentes.

El mismísimo Bank for International Settlements, creador de los principios básicos de supervisión, reconoce que ha habido cambios estructurales en los sistemas financieros que necesitan revisarse incorporando sus riesgos a sus principios de supervisión bancaria.

Sin supervisión, el riesgo moral inherente en los intermediarios privados, esto es, usar los recursos del público en activos con riesgo mayor, en relación con aquel al que se expondrían si estuvieran supervisados, puede provocar una crisis sistémica de miles de intermediaros pequeños.

Es, pues, urgente devolverle a la CNBV su fortaleza supervisora. Y esto necesita, como todo, recursos económicos para contratar y capacitar supervisores a la altura de los tiempos tecnológicos y la banca digital que ya impera en México. Basta con dejar que la CNBV ejerza su presupuesto, que proviene de las cuotas de supervisión, de manera autónoma, y darle también autonomía de gestión que la blinde de presiones políticas en los nombramientos de sus cuadros. 


  • Patricia Armendáriz
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