Según la OCDE, en México las sustracciones de agua fresca para distribución al público son de 14 billones de litros anuales, equivalentes a 300 litros anuales por mexicano. Según la OMS, una persona necesita máximo 100 litros de agua diarios para mantener una vida sana. Esto quiere decir que estamos sobre explotando nuestros recursos de agua a razón de tres veces nuestras necesidades básicas. Adicionalmente, gastamos en agua para la agricultura 75 por ciento del gasto total anual de agua mientras países más eficientes gastan el 40 por ciento.
Nuestras reservas de agua como recurso renovable son de 450 billones de litros donde a cada mexicano nos tocan 3.5 millones, por debajo de la disponibilidad per cápita de otros países como Estados Unidos, donde la cifra equivalente es de más de 8.5 millones.
Las cifras promedio de disponibilidad y demanda efectiva del agua no concuerdan con la escasez de agua reportada, donde por un lado el 50 por ciento de nosotros apenas somos surtidos en cantidades intermitentes, o acusamos ausencia absoluta en varias regiones del país, principalmente en épocas de sequía.
Por lo que el problema de escasez del agua en México requiere de la infraestructura adecuada de almacenamiento y redistribución regional; para el uso más eficiente del recurso en la agricultura mediante mejores tecnologías, y para la vigilancia adecuada para el uso razonable del recurso, castigando e impidiendo abusos.
Otro gran reto es la inversión en la calidad del agua. En 2020 Inegi reportó 529 plantas de tratamiento de aguas residuales en el país, equivalentes a 230,000 personas por planta, mientras que en Estados Unidos hay una planta por cada 20,000 habitantes, estándar que nos daría en México un déficit de 6,000 plantas.
El reto adicional es la efectiva oferta y uso sostenible de agua en los polos de desarrollo que se generarán con el nearshoring.
Para cubrir estas inversiones es urgente vender efectivamente el agua a los diferentes sectores para mejorar los ingresos municipales, federales y estatales, a un precio unitario creciente por volumen de agua consumida, y de acuerdo a sectores de consumo.
México también debe ser más activo en la emisión de bonos verdes y azules.