Ser

Ciudad de México /

La suma de mis olvidos y la infinita reescritura de mis recuerdos: no creo ser otra cosa cuando me aprisiona mi más amado yo. El tiempo es la tinta con la que una y otra vez escribo mi pasado hasta que queda fijo y absoluto. Entonces se anquilosa y pareciera inamovible. Pero también en los dobleces del tiempo se esconden muchos más recuerdos que he decidido olvidar y no escribir jamás: soy la suma de esos olvidos que desconozco, tanto como de la interminable reescritura de mis recuerdos.

Por eso cuando comprendo la fugacidad de la vida, la banalidad de las costumbres, lo espurio de los títulos honorarios, lo absurdo de luchar por un lugar en el Parnaso de la sacrosanta madre sociedad y tener “un rinconcito en sus altares”, cuando esa conciencia llega como un golpe tan suave como bestial, se retuercen las vetas de mi cerebro y al fin respiro con libertad.

Lo que verdaderamente soy —lo que verdaderamente somos— es indefinible. Todos los animales somos terriblemente complejos: no hay un gato igual a otro, no hay un oso igual a otro. Pero al definir a todos los gatos como gatos, a todas las víboras como víboras, dejamos de lado la multiplicidad de sutilezas que hacen de ese ente ser lo que es.

Ante un recuerdo fijo, claro y estable, es preciso sospechar: las personas somos demasiado complejas como para poder ser recordadas de esa manera. Somos más complejas que muchos animales; es imposible definir a alguien por una sola faceta ni por dos ni por mil. ¿Quiénes somos? Seres indefinibles. Desconfiemos de los recuerdos que dan a una persona claridad y nitidez: algo hay ahí, mucho hay ahí, que no estamos viendo.

¿Quién soy? Tan solo vida en movimiento. Un presente que no es más que un instante. El resto, ojalá fuera silencio.


  • Paulina Rivero Weber
  • paulinagrw@yahoo.com
  • Es licenciada, maestra y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación se centran en temas de Ética y Bioética, en particular en los pensamientos de los griegos antiguos, así como de Spinoza, Nietzsche, Heidegger.
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