Bien común en el siglo IV

Estado de México /

Juan de Antioquía, conocido como Crisóstomo fue sucesor de Nectario como Patriarca de la Iglesia de Constantinopla en el 397. Se preocupó de erigir hospitales y atender a los pobres y exhortaba a la comunidad a preocuparse de los más necesitados. Su predicación le ganó la antipatía de las autoridades imperiales y en particular la de Eudoxia, esposa del emperador Arcadio, que hizo que lo desterraran.

Resultan muy interesantes sus homilías porque puede decirse que es un gran exponente de lo que hoy llamamos doctrina social cristiana. Para él la esencia del cristianismo consiste en la preocupación por los demás. Un cristiano que no da comer al pobre y no hace bien a nadie es como una levadura que no fermenta. Un tema muy importante de su planteamiento es el tema del bien común, sobre el que reproduzco aquí algunos párrafos que nos dan idea de su perspectiva. Afirmaba este autor en una de sus homilías:

"La regla o canon del cristianismo más perfecto, la definición más puntual, su más alta cima, es buscar la conveniencia común. Al ponerlo el apóstol de manifiesto añadía (después de decir que fueran los corintios sus imitadores): 'Como también yo (soy imitador) de Cristo'. Y es así que nada puede hacernos imitadores de Cristo como el cuidar de nuestros prójimos. Por más que ayunes, por más que duermas sobre la dura tierra, aún cuando te dieras la muerte, si no miras a tu prójimo, nada grande has hecho; todavía, con todo lo que haces, estas muy lejos de este modelo."

Como puede observarse, tenemos en este párrafo el testimonio de la reflexión y exhortación a la acción en función del bien común, que puede considerarse un referente necesario de la vida social y política no solamente de las sociedades antiguas, sino de las actuales. Aún para los que no son cristianos, estos testimonios son relevantes, porque nos permiten comprender mejor la herencia cultural que hemos recibido y el sentir de un cristianismo que se atrevía a descubrir el sentido de la vida no solo en el campo individual, sino social.

Juan de Antioquía ponía entonces una finalidad a la realidad social, o sea, proponía el bien común como una cima a la que había que llegar. Hoy en día es necesario redescubrir el sentido de las comunidades incluso a nivel internacional, porque parece que la conveniencia común queda desplazada por los intereses de los estados. Los conflictos que se dan en la familia, en las pequeñas comunidades, en la comunidad política más amplia y en todo el mundo podrían aminorarse si pensáramos más en el bien común.


  • Pedro Miguel Funes Díaz
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