Como cada año desde 1968, el pontífice reinante envía para todos el mensaje de la jornada mundial de la paz. Este año el papa Francisco ha propuesto para la reflexión el tema del perdón, bajo la expresión en forma de oración "Perdona nuestras ofensas, concédenos la paz". El mensaje se compone de cuatro apartados: I. "Escuchando el grito de la humanidad amenazada", II. "Un cambio cultural: todos somos deudores", III. "Un camino de esperanza: tres acciones posibles" y IV. "La meta de la paz".
El primer apartado vincula el tema al jubileo que dio inicio el 24 de diciembre y que durará todo el 2025 y será clausurado el 26 de enero de 2026. El año jubilar lo presenta el papa Francisco como "un evento que nos impulsa a buscar la justicia liberadora de Dios sobre toda la tierra". Añade entoces que "cada uno de nosotros debe sentirse responsable de algún modo por la devastación a la que está sometida nuestra casa común", Esta devastación se refiere a los conflictos bélicos, al problema de la migración, a los problemas ecológicos, etc.
El segundo apartado afirma que son necesarios diversos cambios para afrontar la actual situación injusta. Así, hay que recordar que los bienes de la tierra son para todos, que no debemos olvidar nuestro vínculo con Dios Padre para no explotar a los demás y, relacionado con esto, comenta acerca del problema de la deuda externa, sugiriendo que se lleven a cabo acciones de condonación de la misma y se reconozca una deuda ecológica. Termina esta parte hablando de la necesidad de un cambio cultural y estructural que nos lleve a una lógica de responsabilidad compartida y diversificada.
El tercer apartado, apoyándose en la misericordia de Dios, propone un camino de esperanza con tres acciones posibles. La primera acción es la de la condonación de la deuda, pero en condiciones de un nuevo documento internacional y nuevas estructuras que eviten que el problema se convierta en un círculo vicioso. La segunda acción es la del respeto a la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural "para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos". La tercera, utilizar un porcentaje de lo que se destina a armamentos para un fondo contra el hambre.
En el último apartado el papa anima a seguir el camino de la esperanza por el cual la paz se verá más cercana, y exhorta al "desarme del corazón". Termina su mensaje con una oración en la que pide tanto el perdón de las ofensas como la concesión de la paz.