El Colegio Nacional y la Academia de la Lengua organizaron una semana de mesas redondas sobre la ciudad y los libros. Me invitaron a hablar de la calle de Donceles. Recuperé unas notas, les ofrezco un fragmento:
Trazada en 1524, la calle de Donceles es una de las más antiguas de México. El nombre de Donceles remonta hasta los tiempos de la Conquista y es de los pocos que se conservan entre los que pusieron los conquistadores a las calles, cuenta José María Marroqui en su Historia de la Ciudad de México. En el nombre y la calle de Donceles palpita el origen de la ciudad. Sobre las ruinas de Tenochtitlán empezó la reconstrucción, escombrando el terreno de los derribos de la guerra.
Alonso García Bravo recibió la orden de Cortés de realizar la primera traza señalando calles y plazas, así se construyó el lugar de la casa del Cabildo, la fundición, la carnicería, la horca, la picota. Cuando la traza estuvo decidida se repartieron los terrenos a los que quisiesen avecindarse. Le tocaba a uno por vecino con la obligación de edificar y dos a cada conquistador.
Apenas unos meses después, surgió la calle de los Donceles. El nombre proviene del establecimiento en esos solares de conquistadores que fundaron títulos o mayorazgos, así se convirtió en la calle preferida de los principales vecinos de la ciudad. Marroqui investigó y descubrió que allí vivieron el mayorazgo de Zaldívar, el de Medrano, el de Villegas.
En la esquina de Donceles y Allende, antes de la Cámara de Diputados, el Teatro Iturbide ocupó ese espacio que antes fueron del Antiguo Baratillo del Mercado del Factor. Aunque no tan majestuoso como el Teatro Nacional, el Teatro Iturbide se levantó con materiales no menos perdurables. La primera piedra la puso el presidente Mariano Arista el de 16 de diciembre de 1851. El dueño fue Francisco Arbeu, Santiago Méndez el arquitecto, y el escultor Santiago Evans se hizo cargo del ornato.
Un azar decidió el porvenir del Teatro Iturbide. El 22 de agosto de 1872, un incendio redujo a cenizas la Cámara de Diputados que ocupaba una parte del Palacio Nacional. Durante un tiempo, los diputados se reunieron en el Salón de Embajadores de Palacio, pero su incomodidad hizo imprescindible un recinto legislativo. Llevados por la toma de posesión de Sebastián Lerdo de Tejada, los funcionarios del Ayuntamiento buscaron en sus archivos y encontraron que el Teatro Iturbide había sido construido en un terreno de su propiedad y que en el contrato firmado con el empresario Oropeza, ésta reconocía el derecho a disponer de los terrenos. Lerdo de Tejada rindió protesta el 1 de diciembre de 1872, el Teatro Iturbide desapareció y surgió entonces la Cámara de Diputados. Por si hiciera falta: doncel, joven noble, aún no armado caballero.