Meses antes de que se prendiera el fuego olímpico de los juegos de París, el presidente Macron y la alcaldesa Anne Hidalgo se propusieron limpiar el Sena para lograr uno de los momentos culminantes de las olimpiadas: los atletas del triatlón a nado en el río legendario. Para demostrar que era posible sumergirse en el Sena, Hidalgo nadó en esas dudosas aguas.
Mientras leía estas noticias, recordé una gran novela: Los Miserables. Victor Hugo escribió lo siguiente: “París es un maremágnum donde todo se pierde, y todo desaparece en el seno del mundo, como en el seno del mar. No hay espesura que oculte a un hombre como la multitud. Los que se ocultan lo saben muy bien, y van a París como a un abismo: hay abismos que salvan”.
Vuelvo a esta novela y al Sena: el libro segundo, más precisamente la quinta parte “El intestino del Leviatán” es uno de los pasajes más impresionantes de la literatura universal. No exagero. París en la superficie ha sido siempre deslumbrante y cautivadora. Pero ¿qué hay debajo? El drenaje parisino es una construcción larguísima llena de bóvedas oscuras y miles de caminos serpenteantes. “Una alcantarilla es un cínico. Lo dice todo (…) El albañal es la conciencia de la población. Todo se dirige a él, y allí se coteja. En ese lugar lívido hay tinieblas pero no secretos. Cada cosa tiene ahí su forma verdadera, o al menos su forma definitiva. El montón de inmundicias puede alegar en su favor que no es mentiroso. La ingenuidad se ha refugiado ahí”.
Victor Hugo descubrió un aspecto nunca visto de París: “Setenta leguas de alcantarilla; entrañas enormes de París. Ramificación oscura y jamás en descanso; construcción ignorada e inmensa”.
Hugo: “París arroja anualmente veinticinco millones al agua. Y la cuenta que no es metafórica. ¿Cómo y de qué manera? Día y noche. ¿Con qué objeto? Con ninguno. ¿Con qué idea? Sin pensar en ello. ¿Para qué? Para nada. ¿Por medio de qué órgano? Por medio del intestino. ¿Y cuál es su intestino? Las alcantarillas.
No tengo duda de que Macron e Hidalgo leyeron a Hugo, así son allá, leen a sus clásicos, pero nadie podrá nadar en el Sena sin sentir la mierda de Victor Hugo. Yo me tiraría si regresara con algo de Los Miserables.