Vaya sorpresa la que me llevé en la semana con la primera edición de LIV Golf Ciudad de México. El escenario ideal: el Club de Golf Chapultepec, uno de los clubes con más tradición e historia en nuestro país y sede de los mejores torneos, como el Abierto Mexicano de Golf y en cuatro ediciones del WGC México Championship, del PGA Tour.
Debo confesar que nunca había asistido a ningún torneo de LIV, ya que las anteriores ediciones en Mayakoba se me cruzaban con otros asuntos de trabajo. Hace un par de semanas platiqué con un amigo acerca de LIV y me dijo que él no podía hacer ninguna apreciación hasta después de haber vivido la experiencia y me invitó a hacer lo mismo.
Obviamente con la experiencia de los WGC ya tenía una muy buena idea de cómo podía ser, de entrada, me gustó mucho lo que vi en cuanto a imagen y también su infraestructura. También me sorprendió el montaje en tiempo récord del campo, ya que un par de meses antes se jugó la Gira Profesional Mexicana.
También quería ver jugar de nuevo a Carlos Ortiz y Abraham Ancer, quienes hicieron una muy buena labor promoviendo el evento. Nunca había visto un torneo profesional con música y mucho ruido alrededor, lo cual creo que ya se acostumbraron a jugar así.
Al final, el campeón fue el chileno Joaquín Niemann, quien en los últimos hoyos le arrebató el título a Bryson DeChambeau, quien fue el favorito del público y líder las dos primeras rondas, además de dar un gran espectáculo con las increíbles distancias que alcanzaba con sus golpes de salida, algunos de más de 400 yardas.
Creo que el PGA Tour tiene sin duda alguna un mejor nivel de competencia, pero LIV Golf tiene muchas figuras y un formato muy entretenido para el público y para las nuevas generaciones de golfistas que no se quieren tomar el juego tan a pecho.
En resumen, me gustó y eso no quiere decir que le vaya a uno o a otro. Los cambios son buenos, ojalá llegue el día en que se puedan unir.