Esta semana se desataron algunos rumores de que ya se había cerrado la convocatoria para el registro de planillas de los precandidatos a la presidencia de la Federación Mexicana de Charrería (FMCH) para el cuatrienio 2024 – 2028, siendo una noticia falsa, además de ser malintencionada porque este Consejo Directivo y Toñote, como presidente, no se podían agandallar en forma tan miserable y tan descarada, ya que este proceso aún no inicia, aunque en algunos de sus procedimientos ya están fuera de tiempo, y como “La Ley es la Ley”, los estatutos de esta Federación marcan textualmente en su Inciso III, del Art. 206, del Capítulo XLVI, de La Asamblea General de Elecciones: “La Convocatoria deberá ser entregada por la Federación, con acuse de recibo, a todos los integrantes de la Federación a más tardar el último día del mes de mayo, publicarse por lo menos en un diario de circulación nacional dentro del mismo término y ser publicada en la Página Web de la Federación”, pero además, de acuerdo al inciso II del mismo, indica que deberá ser firmada por el presidente y el secretario general, además de contar con el aval de la Confederación Deportiva Mexicana (CODEME). Por otro lado, en el inciso II del Art. 207 del capítulo antes citado, hace referencia al lugar, fecha y hora límite para el registro de las propuestas de planillas, siendo el último día del mes de junio del año de elecciones.
El actual proceso electoral cuenta con dos precandidatos, Marcos Ordóñez Buendía y Salvador Barajas del Toro, quienes, de acuerdo con los Estatutos, están en tiempo y forma para registrar sus planillas ante la FMCH y la CODEME, quedando nosotros pendientes de este proceso.
Es indudable que quienes aspiren a dirigir los destinos de esta Institución tienen la obligación de conocer a fondo cada uno de los capítulos e incisos que conforman la normatividad vigente de los estatutos, así como contar con asesores reconocidos por su solvencia moral, para que no se actúe con la ligereza con la que se ha manejado la administración de José Antonio Salcedo López, quien ha marcado un precedente que difícilmente borrará, ya que antepuso y le dio prioridad a sus intereses personales, económicos y políticos, dejando en evidencia a gran parte de su consejo directivo, que fue comparsa y cómplice directo, o que por omisión, permitió el engaño a todo este sector por no ejecutar los estatutos al pie de la letra, así se tuviera que llegar al punto jurídico, refiriéndome estrictamente al vicepresidente, al secretario general, al tesorero y hasta al comisario.