Un precio máximo no ayuda debido a que la forma de bajar el precio está en 52 por ciento del costo, que depende de las variables del mercado en México.
En enero, el país ocupó el segundo lugar en costo de gasolina de los 10 mayores consumidores de este combustible, siendo Japón el que tuvo el precio más caro. México bajó del primer lugar en noviembre de 2024 tras dar un mayor estímulo al impuesto que se cobra por cada litro (conocido como IEPS). Sin dejar pasar, el impuesto aumentó conforme a la inflación al cierre del año pasado.
La demanda y las ventas registradas en las estaciones de servicio se están examinando con el fin de establecer un precio máximo al público por parte de la administración actual, en conjunto con la Secretaría de Energía, Pemex, y diversos organismos que conforman el mercado de los combustibles, cuyo propósito consiste en controlar la inflación no subyacente en el costo de los energéticos, ya que aumentaron en enero hasta 6.34 por ciento anual y 1.11 en mensual, debido al costo de la gasolina.
Pero antes de pensar en poner un precio máximo a la gasolina debe analizarse con detalle la manera como este producto llega a las estaciones de servicio.
La gasolina llega siempre a centros de almacenamiento, llamados en manera general, y por la Profeco, terminales de almacenamiento y reparto (TAR), donde los comercializadores y distribuidores, como Pemex y privados. Desde este punto son enviados millones de litros a las estaciones de servicio. Aquí existe el precio subtotal que se cobra al consumidor final donde se incluye el costo del mercado e impuestos (92 por ciento del precio total), sin el costo de la estación de servicio.
Para llegar a la TAR, la gasolina puede ser por dos vías:
Importando: proviene principalmente de Estados Unidos. El sendero a seguir para que un litro de gasolina llegue a México comienza desde una refinería, donde algún privado o Pemex compra. En la mayoría de los casos existen los agentes intermediarios, que están autorizados por las refinerías para vender el producto, o son comprados en la frontera de Estados Unidos con México, en centros de almacenamiento de empresas que tienen el permiso de las refinerías para vender. Una vez concluida la adquisición se requiere que las mercancías sean transportadas por medio de barcos, ferrocarriles o unidades motrices hasta la frontera o los puertos del Golfo de México, lo que representa un costo adicional. Al llegar a la frontera o puerto debe ser declarada y el importador debe tener un permiso para introducir a México la gasolina, otorgado por la Secretaría de Energía, así como estar dentro del padrón de importadores/exportadores de la Secretaría de Economía. Además debe sumar el costo de un agente aduanal para declarar la introducción definitiva al país del combustible. En el pedimento de salida de la gasolina ya está incluido el IEPS y el IVA.
La gasolina puede ser movida por ductos, ferrocarriles o unidades motrices a las diferentes TARS privadas o de Pemex, a lo cual debe calcularse el costo. Además deberá integrar la tarifa del almacenamiento de cada litro y su operación de entrada y salida. En el caso de Pemex existen tarifas autorizadas y reguladas en forma anual. Las TAR pueden ser centros de almacenamiento dentro de una refinería de la empresa estatal o alguna construida bajo un permiso emitido por la CRE, de Pemex o privados.
Al final, el combustible tiene que ser enviado a las estaciones de servicio, donde el costo del transporte dependerá de qué tantos kilómetros de distancia están de la TAR. La estación de servicio no tiene control sobre la suma de todo lo anterior.
Refinando: en la actualidad solo existe una empresa que tiene el control del mercado de refinación: Pemex, que obtiene productos petrolíferos que son comercializados o distribuidos por ésta o por medio de privados desde las propias TAR, dentro de estas o son enviadas a otras de la empresa del Estado en diferentes partes del país, bajo un costo de transporte por ductos o unidades motrices. En el precio que la empresa ofrece al mercado de su proceso de refinación incluye el costo de operación, almacenamiento, materia prima, IEPS e IVA. Donde la estación de servicio no tiene control.
En la actualidad, la empresa estatal tiene la capacidad para cubrir la demanda de gasolina en 82 por ciento, mientras que los privados tienen solo 18 por ciento, para que sea entregado a las estaciones de servicio. Por tanto, el precio promedio actual está regido por los costos calculados por parte de Pemex debido a que importa, produce y comercializa en las TAR, y que en muchas regiones del país son utilizados como referencia para poner los precios finales al consumidor.
En consecuencia, al comprender que la estación de servicio no tiene el control del precio unitario final al consumidor, podemos plantear tres posibles formas que pueden ayudar a disminuir el precio de la gasolina:
1. Establecer almacenes satelitales más próximos a las estaciones de servicio con el objetivo de reducir costos en transporte y seguridad.
2. Pemex puede ofrecer un mayor descuento en las TAR a los comercializadores, distribuidores o estaciones de servicio, derivado de tener mayor proporción en el mercado y el control de lo importado y de los petrolíferos salientes de las refinerías.
3. Pemex puede negociar con refinerías de EU por mayores descuentos o eliminar intermediarios para la compra de combustibles. Al tener un mayor margen podrá bajar el precio en las terminales de distribución y reparto.
En estos puntos no está incluido eliminar el IEPS debido a que puede crear un mayor déficit al erario ante la falta de ingresos que reduzcan el actual, derivado de un incremento en el gasto del país. Sin olvidar que la fórmula del IEPS eleva el impuesto con base en la inflación observada cada cierre de año.
El precio de la gasolina para importar a Estados Unidos es bajo, pero aumenta su precio final en las TAR al agregar costos necesarios para que lleguen a México. El costo de refinación en México de Pemex fluctúa entre 5 a 7 pesos por litro, y este valor no ayuda a tener un margen que ofrecer de descuento para el consumidor final. Por tanto, el secreto para bajar el precio de la gasolina está en las terminales de almacenamiento y reparto al tener el control del producto importado o entregado por refinerías.
La única forma: Pemex podría dar un mayor descuento al ser ahora una empresa social, responsable y no productiva, dando pie a forzar al mercado y tener una mayor competencia por los privados que están actualmente en el mercado de las TAR.