El termómetro es la inflación. El impacto del nacionalismo y la polarización en este indicador es incierto. Lo que es certero es que hay que prestarle atención.
El viernes pasado en Nueva York, Jerome Powell, presidente de la Fed, dijo: “En un caso simple en el que sabemos que es algo que ocurre una sola vez, el libro de texto diría que hay que analizarlo a fondo”, es decir, que la política monetaria no necesitaría ser más restrictiva con ajustes en tarifas comerciales. Luego añadió: “Si se convierte en una serie de factores… si los aumentos son mayores, eso importaría. Y lo que realmente importa es lo que sucede con las expectativas de inflación a largo plazo”.
La mayoría de las mediciones de largo plazo son consistentes con lograr la meta de inflación en EU de 2 por ciento. De hecho, el dato en febrero fue de 2.8 por ciento, menor al esperado.
No todos tienen una visión de tranquilidad en cuanto a la inflación. Larry Fink, de BlackRock, dijo esta semana que las políticas que incluyen las deportaciones y los aranceles incrementarán la inflación en EU. El rango temporal que dio para entender mejor los impactos fue de seis a nueve meses.
En Europa, Christine Lagarde dijo que el ambiente es tan difícil que sería “imposible” garantizar el rango de inflación de 2 por ciento del Banco Central Europeo, que preside. “La dirección de los choques es mucho más difícil de predecir”, añadió.
En México, la inflación repuntó en febrero a 3.77 por ciento. En la más reciente Encuesta de Expectativas de Banxico, los analistas esperan que en el largo plazo —de cinco a ocho años— la inflación ronde 3.63 por ciento. Por otro lado, la expectativa de crecimiento del PIB fue ajustada a la baja y Banxico advirtió que será de 0.6 por ciento.
“La incertidumbre no ayuda a nadie”, comentó Claudia Jañez, presidenta del Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo en MILENIO Negocios. De las 39 empresas dentro de ConMéxico, que en conjunto generan 4 por ciento del PIB de México, “la mayor preocupación es la inflación”, añadió Claudia, “cada micropunto afecta el consumo y en eso sí estamos muy involucrados”.
Hay un elemento más a considerar: los consumidores. Una vez que quienes pagamos los bienes y servicios nos percatamos del aumento generalizado de sus precios, nuestra percepción al respecto reacciona rápidamente y cuidamos el bolsillo. Cuando la inflación comienza a ceder, las reacciones de los consumidores no son tan veloces, sino más cautas y lentas.
Los consumidores estamos al tanto de la incertidumbre y la inflación no ha regresado a un rango que nos acomode. El proteccionismo actual lo podríamos aplicar a nuestro dinero y entonces entran otros factores en juego. Habrá que acostumbrarse a la volatilidad, al cambio, a planear y replantear, sobre todo, a poner bajo la lupa los datos de inflación.