La idea de conectar el auto junto al televisor y tener movilidad de barrio es linda.
¿Apostaremos (en serio) por la movilidad eléctrica? La respuesta ayudaría con estrategias urgentes relacionadas al T-MEC, reglas de origen, importaciones chinas, transición energética y va más allá de la coqueta armadora mexicana.
La industria automovilística es la más importante en el país. México es el cuarto exportador mundial de automóviles y el séptimo productor. El sector emplea a casi 23 millones de personas y genera la mayoría de las divisas, por encima del petróleo, remesas o turismo. En 12 meses en el mercado interno se comercializaron 1.35 millones de vehículos ligeros.
Los consumidores quieren híbridos, eléctricos y subcompactos. Olinia atina a las tendencias y tener otra marca nacional es maravilloso (China tiene unas 130 marcas de autos eléctricos). Nuestra responsabilidad como pueblo es reflexionar sobre los pendientes para la movilidad sostenible e ir más allá de la aritmética de para qué alcanzan los 25 millones de pesos prometidos para Olinia.
La electromovilidad es real. En 2015 las ventas de autos eléctricos representaron 1% del total, en 2023 subieron a 18%, según WEF, y para 2040 habrá 240 millones de estos vehículos de pasajeros en circulación en el mundo.
El reto es crear un ecosistema. Para que los eléctricos despeguen se necesita infraestructura; arriesgar para que la electricidad sea el principal energético. Implica una red eléctrica resiliente y estable que pueda sumar fuentes limpias, cargadores, plataformas de carga, una mayor fabricación de baterías… El esfuerzo debe sumar al transporte público, los viajes compartidos y las flotillas, no solo autos privados. Un ecosistema de movilidad sostenible debe contemplar a todas las partes interesadas.
CdMx es un ejemplo premiado por su Cablebús, Ecobici y Metrobús eléctricos. La inversión ha sido de más de 80 mil millones de pesos. Aun así, los habitantes perdemos seis días al año en el tráfico y es la duodécima ciudad con mayor congestión vehicular en el mundo, según el índice Tom Tom.
En el epicentro de la movilidad sostenible está los gobiernos federal y locales, que como aliados necesitan una narrativa para escalar la infraestructura, la confianza, la inversión y una colaboración robusta que resulte en una planeación estratégica, estandarización de procesos, capacidad en la red y acceso a electricidad. Espero con ansia los anuncios posOlinia relacionados con esos ejes.