Cometimos muchos errores en el pasado y no queremos volver a cometerlos, por ende, hoy tenemos disciplina financiera y un plan muy sólido”, me dijo Claudio Hidalgo, presidente de WeWork Latinoamérica y encargado de consolidar México, “un mercado tremendamente relevante”, para luego “crecer en la medida en que se vayan dando las oportunidades”.
La historia de WeWork y Adam Neumann, su cofundador, la hemos visto en la pantalla por el documental y la serie que explican cómo una startup puede valer 47 mil millones de dólares y caer en bancarrota. Hay muchos aprendizajes, desde que todo negocio necesita prudencia y disciplina, o que de verdad hay que separar las finanzas personales de las de la empresa.
Claudio fue testigo de las subidas y bajadas. Le tocó franquiciar las operaciones de América Latina a un fondo de inversión en Brasil previo a que la startup declarara el Capítulo 11 en Estados Unidos. “Me retiré y fui a vivir al campo, para luego regresar en 2023 y liderar a nivel global la reestructuración de la compañía”, me dijo. Un año más tarde se convirtió en el responsable de reintegrar las operaciones de América Latina a los headquarters globales. “Nos dimos cuenta que desde global podíamos aportar un sinnúmero de sinergias para hacer la operación rentable y mejorar la experiencia de los clientes”.
WeWork cerró 2024 con ingresos por 2 mil 200 millones de dólares y alcanzó el punto de equilibrio financiero en Ebitda.
En Latinoamérica —Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú— administra 70 edificios con más de 84 mil miembros y una ocupación cercana a 79 por ciento.
En México la ocupación ha alcanzado 82 por ciento en lo que va de este 2025 con 22 edificios en las tres ciudades clave —Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara—, así como más de 26 mil miembros. Tienen 2 mil 639 empresas que utilizan sus soluciones de trabajo flexible.
La incertidumbre que rodea a la economía en el mundo es para Claudio y el modelo de WeWork una oportunidad, incluso “un pilar fundamental”, pues “nuestra propuesta es flexible y permite conseguir espacios listos para ser utilizados por dos meses, seis o varios años”, me dijo, y “cada vez que hay ciertas olas de incertidumbre, para nosotros significan una mayor potencia en nuestra propuesta de valor”. No sorprende que ciertas multinacionales se hayan abierto a la posibilidad de operar desde WeWork.
Y ¿cuál fue el impacto de ver la historia de la empresa en la pantalla?, pregunté. “Al principio teníamos un poco de reticencia, pero la serie nos dio a conocer al resto del mundo, mostró nuestros espacios y lo que significan los espacios flexibles y el impacto en vez de ser negativo fue muy positivo”, me dijo Claudio, y añadió: “Ahora espero que surja una nueva versión que cuente el WeRise”.