Una verdadera inclusión implica accesibilidad y representación de todo grupo poblacional.
En México, tres de cada 10 personas LGBTIQ+ que trabaja enfrenta un trato desigual en beneficios, prestaciones, ascensos o acepta que recibió comentarios ofensivos, según la Endiseg. Quizá por eso, 80 por ciento de las personas LGBTIQ+ no comparte su orientación o identidad de género en sus trabajos, aunque lo hayan hecho con familiares y amigos, como muestran datos de la Fundación Friedrich Naumann.
Necesitamos espacios de trabajo seguros para cuidar la salud mental de las personas y se genere un clima laboral que fomente la productividad y la creatividad. Si la diversidad impulsa estas dos características, ¿por qué no generar un clima laboral triunfante?
La inteligencia artificial puede ser una herramienta para lograr estos espacios laborales y luego extrapolarlo a todos los ámbitos en los que participamos, pero ¿estamos creando una IA incluyente, que refleje la diversidad y no propague la discriminación?
“La IA aprende y toma decisiones basadas en grandes cantidades de datos. Si estos contienen prejuicios históricos y sociales, la IA los replicará”, me dijo David González, socio y director general de Latam Norte en LLYC.
La voz que escuchamos detrás de la tecnología puede ser un detonante de sesgos inconscientes. ¿Puede imaginar cómo son Siri o Alexa?
“Las personas modulan sus voces para alinearse con las personalidades típicas de sus grupos de pertenencia”, señala el estudio “Free the Voices. Voz, diversidad y tecnología en la era de la IA”, de LLYC. Hay formas de hablar que se asocian con “personalidades prestigiosas, mientras otras son estigmatizadas y vistas como inferiores”.
Según estudios citados por LLYC, 41 por ciento de los gays y 6 por ciento de las lesbianas declara que se les reconoce como LGBTIQ+ debido a sus voces.
Los sistemas de reconocimiento de voz o facial, las soluciones de traducción automática o reconocimiento de imágenes basados en IA no tienen mucha representación LGBTIQ+; “suelen ser diseñadas para sonar de manera agradable y familiar para la mayoría de los usuarios”, me dijo David, y la falta de diversidad vocal perpetúa la discriminación, refuerza estereotipos y lleva a menor representación y visibilidad. Por eso LLYC creó el primer banco de voces sintéticas diversas a partir de la recolección de 250 voces del colectivo en 12 países. “Asegurar que las personas LGBTIQ+ se vean reflejadas en los productos tecnológicos que utilizan a diario ayuda a normalizar y validar sus identidades y experiencias. Esto promueve una mayor aceptación y comprensión en la sociedad”, me dijo David.
Este es un primer paso en representación. Ojalá vengan muchos más en accesibilidad y visibilidad, porque necesitamos un entorno más inclusivo con menos prejuicios a lo que no se ajusta a la cisheteronormativa. Solo así habrá menos discriminación y más justicia.