Los argentinos ya tampoco van a descender

Ciudad de México /

Los señores dueños del balompié doméstico (sí, señoras y señores, el futbol no ha sido nacionalizado todavía –o, si ustedes prefieren el término, estatizado— sino que tiene propietarios privados que se enriquecen mientras que al pueblo bueno apenas le alcanza para apoquinar lo de las chelas en las gradas) decidieron, en un momento de ejemplar visión estratégica, que los equipos de la primera categoría no descendieran ya a los infiernos de las clases inferiores.

El noble propósito de esta disposición era, justamente, que esos clubes proletarios fueran generando riqueza bien habida para acondicionar sus estadios como Dios manda, o sea, poner buen pasto en las canchas, tener una mínima iluminación, instalar butacas cómodas en las gradas en vez de los tendidos de vil cemento, comprar poderosos generadores para cuando doña CFE dejara de surtir el fluido eléctrico, en fin, toda una serie de arreglos, costosos de necesidad, para que los sufridos aficionados no vivieran durezas tercermundistas durante los partidos.

No sabemos exactamente cómo va el asunto de mejorar las modestas instalaciones de los equipos de medio pelo, con perdón de sus seguidores, pero lo que ocurrió es que a los mentados propietarios y directivos de los clubes de relumbrón –los “históricos” y todos esos— les comenzó a gustar mucho lo de no tener suspendida una espada de Damocles detrás del pescuezo –así fuere que sus pupilos jugaran miserablemente y que los blasones de la casa solariega se vieran un tanto mancillados por los enredosos coeficientes de la tabla de descenso—y, comodones y convenencieros, se olvidaron prontamente de los encomiables propósitos que habían brotado de sus corazones. Desenlace: los exclusivos cofrades de la Primera División de la Liga MX no vivirían ya bajo la angustiosa amenaza de perder su membresía por carecer de tamaños futbolísticos, y todos felices y contentos.

Pues bien, tan beneficioso les resultó el esquema que los mandamases del balompié argentino, al enterarse de cómo estaban las cosas en la nación azteca-mexica, se sintieron tentados a instaurar un modelo parecido en la Primera División de allá. Dicen, como los de aquí, que será una medida temporal y, desde luego, habrá que creerles a pie juntillas, pero por lo pronto ni un club llamado Sarmiento ni otro, el tal Independiente Rivadavia, habrán ya de descender a la… Primera Nacional (nadie nos gana, a los latinoamericanos, en lo de disfrazar la realidad con mañosos eufemismos: háganme ustedes el favor, “Primera Nacional” le pusieron los directivos australes a lo que no es otra cosa que una segunda, sí, segunda división).

Para que vean ustedes que no sólo exportamos coches y televisores sino que también nos copian la cultura futbolística. Y, son los mismísimos argentinos, ni más ni menos. Debemos sentirnos orgullosos. De veras que muy orgullosos.

  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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