Volvemos a lo mismo. El tema del director técnico de la Suprema Selección Nacional de Patabola está de nuevo en la agenda.
Se fijarán nuevos plazos y se definirán, una vez más, las mismas metas de siempre. O sea, el famoso quinto partido en el Mundial y, con el perdón de los aficionados, hasta ahí nada más.
La Copa América nos colocó a los norteamericanos y a los caribeños en el lugar que nos toca, con la muy honorosa excepción de Canadá, el flamante ‘Gigante de Concacaf’, luego de que Estados Unidos coqueteara durante un buen tiempo con el nombramiento al pasarle por encima, en repetidas ocasiones, a los antiguos colosos, o sea, a los futbolistas aztecas.
Algo están haciendo (muy) bien nuestros socios comerciales que hasta le plantaron cara, ayer, a los uruguayos dirigidos por el Loco Bielsa, uno de los personajes que llegaron a figurar, en su momento, en el menú de opciones para ocupar el cargo futbolístico más ingrato de este subcontinente, un acertijo que nadie –ni Sven Göran-Eriksson ni mi admirado Ricardo La Volpe ni Hugo Sánchez, entre otros figurones— ha podido resolver.
Se rumora, se especula, se anticipa, se pronostica, se augura, se vaticina, se presagia y se anuncia de la manera más declaradamente extraoficial que quien tomará las riendas del Tri será Javier Aguirre.
Sería, en el caso de que los astros confirmen las profecías, la tercera vez del técnico al frente del equipo nacional.
Tiene un palmarés muy respetable, don Javier: fue entrenador de la selección de Japón, un país serio; dirigió a los egipcios, ya no tan serios; y, hace muy poco, en abril, llevó al Mallorca hasta la mismísima final de la Copa del Rey.
Por alguna inescrutable razón –o, más bien, porque el Mallorca no es el Manchester United de Sir Alex Ferguson ni tampoco el Arsenal de Arsène Wenger— lo echaron del equipo balear. Desempleado el hombre y estando en aprietos el Jimmy Lozano –lo que colmó la paciencia de los augustos directivos del balompié estadounimexicano, según dicen los que saben, no fue el estrepitoso fracaso en la Copa América sino que no respondiera a la instrucción de armar un buen equipo técnico— el candidato de ensueño para los responsables de enderezar las cosas es, pues sí, Aguirre.
Así que comienza a correr, como siempre, el cronómetro de las expectativas y las promesas. Por lo pronto, la primerísima asignatura es sacar del camino… a Canadá. Por ahí habrá que empezar, antes de acariciar otros sueños.