Los inescrutables designios de Ebrard

Ciudad de México /

Pues no, no fue a pedir posada en casa de Dante el hombre. Ni mucho menos cometió altísima traición sumándose a las huestes de Xóchitl. Es más, no abandonó siquiera las filas de Morena sino que ahí sigue, estorbando y metiendo ruido, pero ahí se queda.

Avisa de que va a impulsar un movimiento desde dentro, o algo así. La premisa fundacional de esa corriente, suponemos, sería la celebración de elecciones internas transparentes y confiables. Porque, miren, hasta ahora la única objeción de Marcelo Ebrard al estado general de cosas en el Movimiento de Regeneración Nacional es que el proceso para elegir al supremo coordinador para la defensa de doña Cuarta Transformación —el farragoso eufemismo que acuñaron los teóricos del partido oficial para facilitarle anticipadamente a la ciudadana Sheinbaum una candidatura presidencial— fue de tan dudosos procedimientos que habría que desconocer los resultados, de plano, y comenzar desde cero otra vez.

El excanciller señala y denuncia lo que todos ya sabemos: la descarada intervención del aparato público para apoyar a la gran favorita en la carrera, el “acarreo” de burócratas y empleados sindicalizados para expresarle su fervorosa adhesión, el uso de recursos que nadie sabe de dónde diablos salieron para llenar el país de mensajes propagandísticos y, en fin, el montaje

de uncolosal entramado logístico para inclinar la balanza.

A partir de la súbita constatación de tan evidente y visible realidad, Ebrard le exige a la alta jerarquía de Morena que escenifique una acto de contrición, o sea, que reconozca abiertamente sus pecados. Y, a partir de ahí, el demandante espera que el tiempo retroceda a un estado de pureza primigenia, así de ficticia e improbable como pueda ser porque, qué caray, los dados estaban ya cargados por inapelables órdenes superiores. Pero, si esta petición se consuma y, consecuentemente, el proceso se repite como mandan los cánones, el segundo lugar de la competición se dará por bien servido y seguirá portando gallardamente la camiseta morenista. Si no, hará las maletas.

En su momento, un grupo de priistas respondones cuestionaron también los usos del antiguo partido oficial y cocinaron una tal Corriente Democrática que, al paso de los años, terminó convirtiéndose en el PRD. ¿Ebrard va a inventar entonces una agrupación para concursar en 2030? Pues…

  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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