No es lo mismo Los Tres Mosqueteros que los Tres Mosqueteros 20 años después. Y de eso puede dar fe la audiencia que vio Lilo y Stitch en su estreno en 2002 y que hoy volvió por la nostalgia a ver el supuesto live action de la película.
Pues para su sorpresa, al llegar a los cines se enfrentaron con un giro sorpresivo en la trama y, lo que resulta aún más cuestionable, con una intención de reinventar no la historia de Disney, sino la historia actual en la vida real.
En términos generales, la versión animada narra la historia de una niña hawaiana huérfana llamada Lilo Pelekai, criada por su hermana mayor, Nani, tras la muerte de sus padres, y su interacción con una criatura extraterrestre creada para destruir, Experimento 626, a quien Lilo adopta como su “perro” y rebautiza como “Stitch”. Siendo ambos inadaptados en algún sentido, Lilo intenta cambiar la naturaleza destructiva de Stitch, estableciendo una "ohana" (familia en hawaiano). Con un fuerte mensaje de fondo, la película demostraba cómo a través del amor filial se pueden romper patrones de comportamiento y permitía concebir que no son siempre los lazos de sangre, sino los que se construyen, los que terminan uniendo.
Pero, para sorpresa de muchos, esa película que pudo haber sido disruptiva en los principios de los 2000s, modificando la estructura de las familias tradicionales y hablando de familias con integración diversa, en 2025 se convirtió en un mensaje opuesto.
(Alerta de spoiler) En el live-action de Lilo y Stitch (2025), el final difiere del original. Nani se ve obligada a encontrar un nuevo hogar para Lilo y logra ser convencida por el sistema gubernamental de las ventajas de separarse de su hermana para perseguir sus sueños. Así, termina dejando a Lilo con Tutu, la vecina de Nani, quien luego se va a la universidad.
Si bien el director de la cinta y sus productores han defendido este nuevo giro diciendo que se ha preponderado el tema de que una chica no renuncie a sus sueños de estudiar por convertirse en cuidadora, lo cierto es que una vez más Disney trata de adaptar sus historias a la ideología dominante… que al parecer ya no es la woke.
Y si el intento era “empoderar” a Nani para que siguiera su sueño universitario con el fin de no perder la corrección política, todo terminó en mera propaganda cuyo mensaje consiste en que es preferible la asistencia del gobierno a la reivindicación de familias disfuncionales en la que se adopta a quienes llegan de afuera. Una alineación nada inocente con un régimen hostil a los extranjeros, llámense migrantes o alumnos de Harvard.
Será bueno que Disney para la próxima identifique con qué público quiere quedar bien, si con el que se sienta en las butacas o con el que se sienta en el despacho oval.