Se ha dedicado tanto tiempo a la falsa corrección política que hemos dejado que la crueldad no se erradique. Se ha quemado, como coloquialmente se dice, demasiado parque en urracas. De ello pueden dar cuenta Sebastian Stan y Adam Pearson.
La película que ambos protagonizan, A Different Man, ganó reciente y sorpresivamente en la categoría principal de los premios Gotham, lo que hizo recordar lo ocurrido durante una rueda de prensa en el Festival de Cine de Berlín, donde se presentó en febrero pasado. Ahí, el actor Sebastian Stan no dudó en corregir a un periodista que utilizó la palabra “bestia” para describir a su compañero de reparto, Adam Pearson.
La cinta –en la cual se busca concientizar de los estereotipos, sesgos y discriminación–aborda la problemática de un hombre (Stan), quien busca por todos los medios transformar su rostro afectado por la neurofibromatosis, enfermedad que sí padece en la vida real su compañero de reparto (Pearson).
En la Berlinale, a un reportero se le ocurrió que era una buena idea preguntarle a Sebastian Stan por el estrés emocional que le generó simular una afección médica y pasar de ser “una bestia” a una persona, de nuevo un hombre “perfecto”.
Stan contestó de manera espectacular al hacer notar al reportero su desafortunada selección de palabras al estar su coprotagonista presente y sugerir que rostros como el de Pearson eran “monstruosos”.
“Creo que parte de la importancia de la película es que a menudo ni siquiera tenemos el vocabulario adecuado. Creo que es un poco más complejo que eso. Y obviamente existen barreras lingüísticas y demás, pero creo que ‘bestia’ no es la palabra adecuada”, dijo Stan en una respuesta que ha vuelto a viralizarse recientemente.
Desgraciadamente esta anécdota solo resalta lo poco que hemos avanzado en inclusión y en romper estereotipos de belleza.
Pues si bien nos esforzamos hasta el límite por tener sirenitas racializadas o evitar actores reales para representar a los enanitos de Blanca Nieves, al parecer el decirle bestia a alguien con una enfermedad parece totalmente normalizado para algunos.
El propio Pearson ha hecho alusión a esas falsas inclusiones. Pues si bien ha señalado que no busca que los roles de personas con discapacidad se dediquen en exclusiva a personas con ellas, si marca la falsedad que existe ante la indignación selectiva.
“Estos actores ganan Oscares, pero también quitan trabajo a los actores discapacitados. Si hubieran elegido a Adam Sandler y lo hubieran pintado de negro para interpretar a Nelson Mandela, habría un alboroto, pero con las cicatrices y esas cosas, parece que a la gente le parece bien”, reflexionó.
Y si bien esto no implica que la batalla racial no sea importante, al parecer la que nos toca dar es la batalla contra la hipocresía progre. Esa sí es monstruosa.