'El Balín': templo del 'sagrado suadero'

  • Crónica
  • Susana Iglesias

Ciudad de México /

Por el lomo embravecido de la madrugada avanzan con su blues nocturno transportando almas, qué privilegio viajar así. Obreros, seres de la noche, recién llegados de Central del Norte, perros polizontes en bolsas de viejos unidos a su soledad. En silencio, solos, en grupo. Ríen o mueren de cansancio. 

El primer trolebús circuló acá en 1951 de Villalongin a Tlalpan. Actualmente 12 líneas de troleblues navegan por la ciudad. Antaño la llamaban “El Cuartelito” [1889]...es hasta 1930 que el terreno de potreros cuyos habitantes eran obreros y artesanos, se conocía como colonia Obrera, aquí los Flores Magón fundaron el Partido Liberal Mexicano. La delimita Calzada San Antonio, una de las más antiguas de nuestra ciudad. Divido a la Obrera en centro, norte y sur, fracciones complejas, muy distintas. 

En la parte sur que hace esquina con ex Niño Perdido y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl se erige un templo al suadero: El Balín. Fabulosa taquería fundada en 1957. El hit Elvis Pérez de Los Lunáticos sonaba en la radio ese año. Durante aquella época fuimos una ciudad de cines por todos lados, casi frente al Balín estaba el Cine Maya.

El cineasta, compositor, músico, guionista y escritor Óscar Pereyra juega maquinitas en la tienda que está al lado de la taquería, ha perdido veinte pesos, “paso rodando en la bici, siempre la veo… aire de luciérnaga en medio de la nada, y yo…siempre estoy abierto a las olas…”, con su acento de Montevideo me cuenta sobre su próximo film mientras pide tres de suadero. Óscar pasó por el Instituto Ruso Mexicano de Cine, sus guiones son fieros, me da mucha curiosidad qué sigue después de su brutal: It’s so cold en Alaska [2012], fue muy bien recibida en Bilbao y Buenos Aires. Toma tiempo un film, “un guión puede tomar mucho más tiempo que un rodaje o la vida”. 

Aquí el cazo se enciende después de las seis. Lentamente se derrite la manteca para recibir al suadero: entre el pecho, los muslos, el costillar, grasa y piel de la res está él. Todo carne. Todo esplendor y textura. Se cuece lentamente a ritmo de boleros mientras las tortillas empiezan a calentarse suavemente. El seseo de la grasa bailando en el cazo es superior a cualquier mantra o rezo. El taquero prepara al suadero con una danza de cuchilladas tiernas y breves sobre su ser, cuadrícula perfecta que le dará más suavidad. 

Aquí tienen siete detalles finísimos: los envuelven con ternura amorosa para que no se enfríen, puedes comerlos picados o en trozo, no le ponen cilantro ni cebolla, hay limones jugosos, la salsa verde es deliciosa, dudo exista salsa más serrana & acilantrada en la ciudad, atención rápida, muchos postres. Ricardo está al frente del escuadrón de taqueros que no paran de cocer suadero, bisteces, longaniza y cecina oaxaqueña. Dios vodka bendiga a la familia Grimaldo que fundó este lugar al que puedes llegar en troleblues e irte igual: la parada que viene del norte está enfrente y a unos metros la que viene del sur […]


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