Las casas están divididas y es un extraordinario momento para revisar si somos tan diferentes quienes vemos a “los famosos” o a “los dragones” en domingo.
Sé que soy algo snob. Diría que en recuperación, pero la verdad es que solo trabajo el tema en terapia para no caerme de la cuerda floja en esta profesión. Pero no hay un mundo en el que pueda imaginar que preferiría escuchar los chirridos de Shanik Berman que la compleja historia de la Casa Targaryen.
Excepto que no, porque es imposible asomarse a redes sociales o leer a gente que respetas —y a mucha que no, pero que el algortimo te pone ahí de todos modos— hablando del programa del que te burlas por la forma en la que “expone lo peor de nuestra sociedad”.
Escribo eso y me río, porque nuestra Casa del Dragón tiene incesto, violencia exacerbada e intrigas y engaños por donde se le vea. ¿Entonces? Obvio no estamos comparando los valores de producción porque ahí ya es otro planeta. Y la narrativa: otro universo. En ambos shows vemos a quien menos esperamos caer en llamas, reales o metafóricas, después de traiciones, errores, pasiones y ambiciones extremas. Morbo, pues.
Hay quien me dice que ve las dos cosas y no tiene pudor de confesarlo. Mis respetos. No sé por qué lo harían así, pero entiendo que tener una cita con la televison domingo en la tarde noche es una gran tradicion. Hay para todos.
A modo de autocritica debo preguntarme a mí y a todos los que hemos fantaseado con ver al majestuoso Vaghar meterle un susto a “los famosos” solo para ver su reacción, si no estamos cometiendo el mismo error que los politicos y personajes más divisivos e incendiarios que pululan en el mundo en estos tiempos.
Concluyo que trataré de ser mejor persona con mis conclusiones sobre el prójimo con base en lo que ven los domingos en la tele. Ojalá me funcione. ¿A ustedes les pasa algo similar?