Desde la pandemia y con las nuevas generaciones que usualmente gozan más de otro tipo de pantallas, la amenaza en contra del cine ha estado latente y con muy buenas razones. Una de ellas, las huelgas del año pasado nos habían dejado muy claro que para este otoño las exhibidoras estarían en quiebra, no habría nada que ver porque todas las producciones estarían paradas, y que deberíamos empezar a despedirnos de la feliz costumbre de ver una película, toda una actividad fuera de casa.
También nos dijeron que Barbenheimer era algo que no se podría repetir porque nadie estaría invirtiendo en cintas de ese calibre y de esa manera, y que los miles de millones de dólares que se fueron para Warner y Universal deberían durarles un buen rato. Nos dijeron mal. Muy mal. No podría estar más feliz de relatar que tan mal nos dijeron.
Es correcto, Deadpool y Wolverine de la mano con la controvertida Romper el círculo (Disney y Sony) no fueron del tamaño del fenómeno del verano del año pasado. Pero sí fueron enormes y son gran motivo para que se siga haciendo cine para la pantalla grande. Y no fueron solo ellos. Intensamente 2, además de volverse la cinta animada más exitosa de todos los tiempos con 3 mil 670 mil millones de dólares a nivel mundial deja claro que las familias aun quieren ir juntas al cine. Y cintas como Un lugar en silencio 2 y Mi villano favorito 4 ampliaron el panorama. ¿Pero saben qué es lo que más gusto me da de contarles que al cerrar este verano la taquilla esta mucho mejor de lo que todos habían dicho? Que hay cintas mexicanas como El candidato honesto que también llenaron y llenaron salas. Y ya vienen Casi el paraíso y, ojala la puedan ver en cine, Pedro Paramo de Rodrigo Prieto. Ya hablaremos largo y tendido de ello, pero por hoy celebremos que el cine, todo el cine, está más vivo que nunca a pesar de todo.