Estos Juegos Olímpicos han sido espectaculares, pero también han sido espejo de nuestras filias políticas y fobias humanas y la polarización se ha hecho presente estos días. La cantidad de videos y contenido que se han hecho sobre el tema de la boxeadora argelina, Imane Kelif, alimentando esa división que resulta tan útil para los políticos, mientras se monetiza la indignación ajena se cuenta de docenas de miles por día, y esto es una historia trágica. Sin embargo, han ocurrido momentos muy satisfactorios que surgen del triunfo y brincan a la plataforma del comentario político y social como solo pasa en los Juegos Olímpicos.
Simone Biles, la mejor gimnasta de todos los tiempos, no solo regresó a conquistarlo todo, incluyendo sus propios retos con la salud mental que fueron titulares en Tokyo 2021, sino a callarle con un post la boca a Donald Trump. Quien este siguiendo las elecciones allá sabe que, buscando el voto afroamericano, el señor naranja ha dicho que los migrantes llegan a quedarse con “los trabajos negros”. Sí, una pausa para recordar cuando Vicente Fox dijo que “los mexicanos realizan los trabajos que ni los negros quieren”, para ubicar el nivel del discurso antes de aterrizar en Biles, quien en X, después de ganar sus primeras medallas, dijo, “Amo mi trabajo negro”. Tómala Trump. ¿Qué es un trabajo negro?, muchos le preguntaron, y respondió, “Lo que a una se le dé su regalada gana”.
Tras la final de los100 metros planos, se refleja la grandeza humana, que no puede dejar de romper barreras, sin importar los prejuicios ni la torpeza política.