La gente está harta de la política en su entretenimiento. Eso ya no es un tema de discusión, porque mientras que siempre existirá un público para el humor político, estos días la aparente filiación con la izquierda o derecha (sea lo que eso sea en la actualidad) se empieza a medir desde la reputación de las empresas respecto a temas que nada tienen que ver con las historias que están contando.
Sí, es necesario que Disney se dé cuenta de que si Intensamente 2 es el más maravilloso éxito que han tenido en años es porque la cinta es hermosa, brillante y además no excluye a nadie. ¡A nadie! Y es que en su esfuerzo de, precisamente hacer lo contrario y tener todo tipo de representación, ya hay una resistencia absoluta e incluso un deseo de ver a las producciones o productos fracasar cuando la gente siente que ciertos personajes son creados o alterados con calzador tratando de ser liberales al extremo.
No pasa en Intensamente. No pasa, por ejemplo, en La princesa y el sapo, cinta en la que la princesa es afroamericana, de Nueva Orleans y maravillosa. Aún así, decisiones bien intencionadas como poner a una actriz latina haciendo a Blancanieves resultan ser desastres que en el mejor de los casos fracasan en taquilla y en otros, simplemente no se estrenan (hasta ahora).
La política que yo quiero en mi entretenimiento es al estilo de La casa del dragón, completamente fantasía y dolorosamente similar a las vendettas y traiciones de la vida real. Pero eso es HBO, que ha tenido otros desastres como And Just Like That por buenas intenciones que afectan a la historia.
Una breve conclusión: hacer las cosas originales y bien hechas. Y si bien Intensamente 2 es una secuela, es de las mejores que he visto en mi vida. Que todo mundo se pueda identificar con algo ahí, ¡eso es la verdadera inclusión!