Una amiga que trafica con su “influencia” en Canadá me lo dijo y pensé que era broma. No lo es. Cuando vi un reportaje en la revista Wired dedicado a un servicio de salud mental creado específicamente para creadores de contenido o influencers sabía que necesitaba entender más.
Hay una aplicación que surge de un servicio de atención a los temas emocionales llamado Revive Health Care, y está en California y de manera virtual. Ellos se han dado cuenta que particularidades específicas en las ansiedades, conflictos y angustia que implica, no solo vivir en línea sino tener que mantenerse populares todos los días, subir material, entender métricas y como dicen estas generaciones: no ser funados de repente.
Así que lanzaron algo que se llama Creator Care. Sí, un servicio de salud mental especializado para el agotamiento e incluso soledad de la vida de los creadores quienes, quizás, ya no siempre distinguen sus personajes en línea de quienes son como personas humanas.
Suena frívolo, pero en las estadísticas podemos ver que, en una gran cantidad de países, el nuestro sin duda, ser Influencer es una de las profesiones más deseadas. Otra dice que menos de un 2% de quienes se dedican a esto realmente podrán hacer una carrera de ello, eso si no cambia el algoritmo mañana y se quedan completamente fuera de la jugada. Me asomé a su página y destaca que los terapeutas son personas reales, no bots, y que son flexibles con horarios y costos. ¿Qué les digo? Cuando tu trabajo es tratar de curar una vida perfecta ha de ser aterrador que se asomen las grietas de tu humanidad en cualquier momento.