Si bien México ya ha sido, por muchos años, el centro del entretenimiento en nuestro idioma a nivel mundial, vale mucho la pena notar que solo en las últimas tres semanas hemos tenido a James Gunn, Scarlett Johansson, Tom Cruise, Pedro Pascal y Brad Pitt conviviendo con los fans, dando entrevistas y, en general, promoviendo sus grandes proyectos de verano.
Esto no es casualidad. Nuestro país siempre está en el top diez de las naciones que consumen cine constantemente.
Los mexicanos aún vamos, aunque se crea que no, mucho más al cine que la mayoría de las naciones con grandes economías. Compartimos el verano con todo y vacaciones escolares, cosa que no pasa en países como Argentina, por ejemplo.
Otra cosa importante es que, aunque suene a cliché de artista en concierto, los mexicanos cuando decidimos ser fans de algo, somos los o de los mejores del mundo. Invertimos tiempo, dinero, emoción y hasta tardes enteras para ir a esas premieres y eventos; sentirnos un poquito más cerca lo que antes parecía llegar de otro planeta llamado Hollywood.
También tenemos varios de sus mejores directores; cada día queda más claro que somos prioridad para los estudios por muchos motivos. Así que ese grito, que luego da pena ajena, hasta que te emocionas y le entras: “Brad… Pedro… Tom, hermano, ya eres mexicano”, significa más que solo la porra.
En momentos de tensión política con el gobierno de Estados Unidos, estas visitas, las declaraciones de apoyo y la emoción de las grandes estrellas de cine de allá (y los colados) significa que aún hay cosas en común, y que hay voces con enormes plataformas que dejan en claro que más allá de los extremos políticos todavía podemos tener humanidad en común. Y el entretenimiento es fantástico por lograr eso.