Un Oscar en los escombros

Ciudad de México /

Hay por ahí una imagen de un Oscar encontrada en lo que se supone que es una de las residencias que sucumbieron ante el fuego, en lo que ha sido la peor semana de la historia reciente de Los Ángeles. No sabemos si es real ni a quien podría pertenecer, pero eso es lo de menos. Esta imagen en particular ha sido retomada en cientos de cuentas en redes sociales, y no para informar nada.

Es una vergüenza saber que, aunque no es el caso de todos, la imagen ha sido celebrada como si fuese un misil político que cayó sobre el enemigo. Como si significara que nuestra némesis al fin ha recibido lo que merece. Esta imagen ha sido celebrada por los enemigos de los liberales de California y por los resentidos sociales del mundo entero por igual.  

Es verdad que se están dando las noticias, digamos frívolas, alrededor de lo que muchos han equipado al daño que hubiera hecho una pequeña bomba atómica en la zona. Claro que se detrásan las nominaciones al Oscar, las ceremonias programadas para estos días. Y claro que escuchar que personas como Paris Hilton, Billy Crystal y Ana Farris han perdido sus hogares es noticia.

Rompe en lo personal, mi corazón, ver y escuchar a alguien como Karla Souza, quien a pesar de perder todo lo que tenía con su familia ante las llamas, fue a trabajar y tratado de atender a los intrusivos micrófonos y cámaras. Pero eso es lo que muchos no ven: tener éxito en esta industria, en esa ciudad, hagas lo que hagas, es un esfuerzo de vida que en la mayoría de los casos implica darlo todo y más. 

Así que ese Oscar chamuscado dice todo y dice nada. No son solo las grandes estrellas y millonarios los que han perdido todo. No es un tema de espectáculo o una oportunidad política o social de manifestar nuestras diferencias. Es una espantosa tragedia que nadie merece vivir. Nadie. Y no me cabe en la cabeza que porque quienes lo están viviendo hayan dedicado su vida a entretenernos, tantas personas y publicaciones consideran que se lo merecen.


  • Susana Moscatel
  • 25 años de periodista y conductora de entretenimiento. Ha publicado tres libros, traducido 18 obras y transmitido el Oscar y el Tony, entre muchos otros. Escribe de lunes a viernes su columna Estado fallido.
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