La retórica dentro del Partido Revolucionario Institucional en ocho años, hablamos desde antes de la ola AMLO y el fortalecimiento de Morena como partido-movimiento, siempre fue con las mismas palabras y tono: allá se fueron lo peor del tricolor, quedándose los buenos.
Ese discurso tomado por Acción Nacional causó mucha controversia al encontrarse con diversos nombres dentro del equipo de Andrés Manuel López Obrador; uno de ellos, el director de la CFE Manuel Bartlett Díaz.
Cualquier desliz de él y otros personajes camaleónicos fue engrandecido al máximo; sin embargo, en territorio y ante la gente, las cosas eran distintas.
Ya entrados en el segundo semestre del 2024, los sobrevivientes del organismo político se aferran a esa postura de “depurarse de lo malo”.
No se les refuta absolutamente nada, pero con Alejandro Moreno Cárdenas cometieron muchos errores, los suficiente para dejar la imagen, posición e investidura por los suelos. Irónico, eso se había ido con los traidores, enfatizaron.
El dinosaurio ahora sí sufre los efectos de su incapacidad de renovación, de autocrítica, de insensibilidad a la gente, de acuerdos y, más grave, un criterio propio perdido.
Lo último se lo arrancó el PAN, absorbió el raciocinio para convertirlo en un ente repetidor de sus líneas.
La extinción, aquella deseada por dos tercios de los mexicanos y distante hace una década, hoy es una realidad.
Esto viene a colación del enésimo intento de reestructuración interna, dirigido por Alito (se vale reír).
En términos futbolísticos, el campechano tomó un equipo campeón de Primera División, lo descendió de categoría y a punto de mandarlo al nivel amateur, pero ni así cede la dirección técnica. Ni Club de Cuervos se atrevió a tanto.
Y para el caso de Tamaulipas, a ojo de buen cubero, el 70 por ciento de la militancia superviviente tras ser apaleados por los Vientos de Cambio y la 4T, ya miran al propio Morena y al Partido Verde como centros de refugio. El barco está hundido y lo saben.
Para como pinta, la única alternativa de Arturo Núñez, interesado en el Comité Estatal, será expulsarse, porque no encontrará simpatías si llega al puesto.
Así está el PRI, antes un todopoderoso; hoy, una caricatura.