40 horas como bofetada

Ciudad de México /

Hace unos días el gobierno anunció su intención de comenzar negociaciones para reducir la jornada laboral a 40 horas. Sus expectativas son altas. El secretario del trabajo, Marath Bolaños, argumenta que los empresarios ya están hechos a la idea. El cambio se da como un hecho.

Celebro la reducción de la jornada, pero tres aspectos me resultan insólitos de este hecho.

El primero es que la reforma se apruebe con un tiempo tan largo de espera. Tomará hasta 2030 para que el cambio se implemente en su totalidad. No tengo duda de que la gradualidad es positiva, pero, ante la urgencia que millones de trabajadores tienen de mejorar sus condiciones de vida, me parece que un periodo de 3 años habría sido suficiente.

Morena no debe olvidar que los cambios no marginales son posibles. El sexenio de López Obrador lo comprobó. Cuando, en su primer año, el expresidente duplicó el salario mínimo en la frontera y lo aumentó en más de 16% en el resto del país, los economistas vociferaron. Sin embargo, al final se comprobó que el cambio no generó mayor inestabilidad.

Es imperante que Morena no pierda su arrojo. Las principales políticas públicas que ayudaron a consolidar al partido en el poder no fueron timoratas.

El segundo aspecto que me resulta incomprensible de cómo se ha dado la reducción de la jornada laboral es la poca coordinación que ha existido entre la coalición gobernante.

Hasta hace apenas unos días, el senador Gerardo Fernández Noroña, líder morenista del Senado, había tomado la bandera de insultar a todo el que públicamente le demandara la reducción de la jornada.

Cuando un trabajador o colectivo le hablaban del tema, el senador reaccionaba virulento, argumentando que no podía lograrse tal cambio, llamando “agachones” a quienes se lo pedían y culpándolos de las injusticias laborales que los afligían por no haber creado un sindicato.

Sin embargo, al tiempo en que Noroña combatía esa batalla vacía, en abierta confrontación con los trabajadores, la presidenta Sheinbaum planeaba la reducción de la jornada laboral. La falta de información de Noroña podría ser evidencia de una profunda falta de confianza de la presidenta hacia el senador.

Finalmente, un último punto que me sorprende es que la reducción de la jornada haya quedado en manos de los mismos funcionarios que se encargaron en el sexenio de López Obrador de ejecutar los aumentos en el salario mínimo.

Que las personas a cargo de la principal política laboral de Obrador sean encargadadas de la reducción en la jornada es evidencia de que, quizá, para Sheinbaum, las 40 horas sean la principal contribución de su sexenio hacia los trabajadores.


  • Viri Ríos
  • viridiana.rios@milenio.com
  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
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