Morena es un partido que rara vez pierde. Desde que tiene registro, ha ganado todas las elecciones presidenciales y ha sido la mayoría en ambas cámaras con excepción de 2015. A nivel estatal, Morena se ha llevado el 70% de las gubernaturas en las que ha competido desde 2018.
Uno pensaría que este asombroso porcentaje de victoria haría que Morena fuera honorable ante las pocas derrotas que sufre, pero no es así.
Ante la pérdida, Morena suele abrazar la litigiosidad electoral con voracidad y se desvive por tratar de impugnar o anular elecciones cual si se jugara la vida entera en un resultado.
Quizá el mejor ejemplo de ello es la Alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México donde la candidata del PRI, Alessandra Rojo de la Vega, derrotó bien y derecho a la candidata Morenista, Caty Monreal. Sin embargo, Morena se niega a aceptar su derrota y Monreal no ha dejado de litigar ante un tribunal electoral local que parece favorecerla por encima de lo estrictamente legal.
Puede o no gustar, pero el PRI obtuvo 11 mil votos más que Morena en la Alcaldía Cuauhtémoc y los datos muestran que, lo más probable, no es que esto se deba a un fraude masivo, sino a que Caty Monreal fue mala candidata.
En Cuauhtémoc, hubo miles de personas que votaron por Morena, pero no por Monreal. Morena ganó tanto la elección presidencial como la de diputados y por mucho. En la presidencia, la diferencia fue de 30 mil votos en favor de Morena y en diputados de 6 mil.
Esto debería llevar a Morena a reflexionar sobre por qué escogió a Caty Monreal como candidata. Y a tratar de entender mejor el valor real que tienen ciertos apellidos dentro de Morena.
La idea de que Caty Monreal sería infalible por ser la hija del Senador Ricardo Monreal resultó ser falsa. De hecho, Monreal Jr. tuvo, en términos comparados, un mucho peor desempeño que candidatos morenistas previos. Por ejemplo, en 2021, la candidata morenista, Dolores Padierna, obtuvo el 38% de los votos de la Alcaldía comparado con el 40% del voto que obtuvo Morena en toda la Ciudad de México. Esto es, Padierna ocasionó la pérdida de 2 puntos porcentuales de apoyo al partido. En 2024, Monreal Jr. ocasionó la pérdida de 9 puntos.
Mas que renegar de sus derrotas, me parece que Morena debe aprender a aceptarlas cuando son evidentes. Una derrota es un espacio de aprendizaje y una ventana inigualable para comprender al electorado que rechaza al movimiento.
Hay también electorados complejos que deben comprenderse mejor. Por ejemplo, hay un votante opositor emergente en las zonas “fifis” de vecindarios de clase trabajadora. Me refiero a familias que habitan en las mejores colonias de lugares como Iztapalapa, Ecatepec, Neza o Tecámac y que, al querer diferenciarse de sus vecinos menos favorecidos, votan por el PRI-PAN o Movimiento Ciudadano.
Entender las razones del votante que rechaza a Morena es una tarea que rendirá más frutos que la litigiosidad electoral. Y esto incluye aceptar la victoria de Pablo Lemus en Jalisco. Lo malo es que Morena es muy bueno ganando, pero muy malo aceptando que otros ganen.
Lo contenido en este texto es publicado por su autora en su carácter exclusivo como profesionista independiente y no refleja las opiniones, políticas o posiciones de otros cargos que desempeña.