Luego de que Estados Unidos anunciara oficialmente la imposición de aranceles a México, Sheinbaum envió un mensaje a la nación. De sus palabras, los medios rescataron los reclamos que le hizo a Estados Unidos y las medidas “arancelarias y no arancelarias” que impondría México. Pero omitieron analizar lo que Sheinbaum dijo entre líneas.
El mensaje de la Presidenta no fue un simple llamado a la colaboración. Fue una respuesta en la que se alcanza a vislumbrar su plan diplomático y la forma en la que México está lidiando con Trump.
Hay dos aspectos que llaman fuertemente la atención.
El primero es que, a diferencia de las filtraciones malintencionadas que ha habido en la prensa, Sheinbaum dejó en claro que su equipo no solo tiene canales abiertos de negociación con la Casa Blanca, sino que los ha usado para proveer a Trump de datos valiosos para su agenda política. Tanto así que Trump ha compartido en sus redes sociales una de las gráficas hechas por Sheinbaum.
La gráfica no muestra datos mexicanos. Muestra datos estadunidenses que el equipo de Sheinbaum se dio a la tarea de analizar, desmenuzar y acomodar de forma que le dieran a Trump una victoria cosmética. Según la gráfica, Trump ha reducido la migración en un 94 por ciento con tan solo nueve días de ser presidente.
Esto indica que el equipo mexicano tiene completa conciencia de que la principal forma de apaciguar a Trump no es mediante políticas públicas exitosas, sino mediante la implementación de acciones que le permitan dar anuncios espectaculares y mensajes extraordinarios.
El objetivo de México es hacer ver bien a Trump. Sheinbaum está tratándolo, no como un jefe de Estado racional y estratégico, sino como lo que es: un narcisista obsesionado con su propio espejo.
El segundo punto del mensaje de Sheinbaum que considero relevante leer entre líneas es su llamado a apoyar una lucha frontal contra los cárteles, pero solo si se hace de manera coordinada, respetando la soberanía de México, la cual “no es negociable”.
Detrás de esta postura subyace la necesidad del gobierno mexicano de mantener el control sobre su agenda de seguridad interna. El temor es que Estados Unidos actúe unilateralmente, deteniendo a personajes clave sin dar tiempo a México de reaccionar o prepararse para las consecuencias.
En una ofensiva podrían caer figuras de alto perfil. México busca asegurarse de tener voz en la toma de decisiones sobre quiénes serán los objetivos.
La estrategia de seguridad puede ajustarse siempre y cuando ello no detone una pérdida de control sobre las políticas de seguridad que se implementen en su territorio. El control debe quedar en casa porque los efectos quedarán y se sentirán en casa. No se vale incendiar al país y salir huyendo.
Lo contenido en este texto es publicado por su autora en su carácter exclusivo como profesionista independiente y no refleja las opiniones, políticas o posiciones de otros cargos que desempeña.