Sheinbaum necesita un enemigo

Ciudad de México /

Mucho se ha escrito sobre cómo Sheinbaum supuestamente necesita “operadores políticos” para poner orden dentro de Morena y convertirse así en la líder indiscutible del partido. Hoy quiero retar esta idea pues me parece francamente errada.

Estimo que si algo necesita Sheinbaum no son operadores, los cuales tiene, sino enemigos.

López Obrador se construyó como dirigente indiscutible de Morena a partir de crear una poderosa narrativa en favor de las clases populares que le ganó la simpatía de millones de adeptos. Pero no solo por eso.

También, y sobre todo, labró su liderazgo al definirse como el más claro antagonista de una batería de enemigos bien identificados y notablemente despreciables a ojos de la población. Sus enemigos no eran simples opositores, era “el PRIAN”, una construcción mayormente narrativa que englobaba al bajo mundo de la política, a todo lo corrupto, superfluo y dañino.

Obrador se fabricó un grupo de enemigos por los que nadie podía sentir empatía. Y con ello adquirió un liderazgo que, en un inicio, ni siquiera dependía de si daba resultados como gobernante, sino solo de ser el más visible contrincante de la más ponzoñosa política. Ese era su escudo y su fuerza.

La estrategia fue tan exitosa que destruyó al PRI y al PAN, dejando a Sheinbaum sin enemigos de suficiente monta para construir su propio liderazgo.

Peor aún, la destrucción del PRI y el PAN creó incentivos para que muchos de sus políticos gravitaran hacia Morena, haciendo menos creíble la narrativa de que Sheinbaum se les opone.

Así, Sheinbaum quedó atrapada en una narrativa ínfimamente menos cautivadora que la de Obrador. La narrativa de llamar a “la unidad”, a que el partido no se divida y a que Morena continúe pragmáticamente impulsando una agenda en favor de las clases populares, independientemente de si eso requiere tragar sapos.

Estimo que este es el problema político más agudo que enfrenta Sheinbaum y no, como argumentan otros analistas, que carezca de operadores políticos para controlar al partido. La disciplina partidista gravitaría a borbotones hacia Sheinbaum si ésta se encumbrara como la antagonista más evidente de un enemigo suficientemente despreciable.

Trump no puede ser ese enemigo. Es demasiado poderoso. El enemigo de Sheinbaum debe ser algo más débil por lo que casi nadie pueda sentir empatía.

Considero que la forma más efectiva de construir tal enemigo es mirando hacia adentro y encontrando a dos o tres figuras que le permitan “purgar” a Morena. Esto es, convertirse en la antagonista más férrea de los enemigos del pueblo de México que astutamente han encontrado guarida camuflándose dentro del partido.

El temor es que esto genere una división dentro de Morena, creando una oposición. Y en efecto, podría hacerlo, creando a la oposición más despreciable del país. Algo que, en vez de dar temor, quizá debería ser música para los oídos de Sheinbaum.


  • Viri Ríos
  • viridiana.rios@milenio.com
  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.