Proteger a México de las demandas abusivas que Estados Unidos nos hará con cada vez más frecuencia requiere que nuestro país dependa menos de Estados Unidos al tiempo en que hagamos que Estados Unidos dependa más de nosotros. Lo primero nos da una salida, lo segundo, voz.
El camino más sencillo para lograrlo es sustituir las exportaciones chinas con productos mexicanos. El gobierno mexicano lo sabe, pero está implementando una política incompleta para lograrlo.
Hasta ahora, el "Plan México" tiene como principal herramienta para lograrlo el otorgamiento de exenciones fiscales y créditos a empresas mexicanas. Con esto, estiman, los empresarios mexicanos encontrarán forma de sustituir a China.
El problema con la lógica del gobierno mexicano es que olvida que, incluso los empresarios mexicanos que no tienen problemas de acceso al crédito no han logrado hacer lo que hace China. Y los pocos que lo han logrado les ha tomado décadas. México necesita un mejor plan, uno que verdaderamente vaya al corazón del problema.
Para ello sirve mirar a la propia China. Como ha mostrado el trabajo del economista surcoreano Ha-Joon Chang, los países que han logrado aprender a hacer cosas que antes no hacían, como los tigres asiáticos, lo han logrado inicialmente a partir de copiar. Esto es, han colaborado de forma cercana con empresas que sabían hacer las cosas para luego imitar sus recetas.
El robo de recetas, sin embargo, no se da de forma espontánea solo por acceder a un crédito. Se da porque el gobierno ha puesto condiciones para que suceda, usando el acceso a su mercado como palanca.
Por ejemplo, los gobiernos de los tigres asiáticos negociaban el acceso a recetas como condición para entrar a su mercado. A veces compraban la receta, otras veces simplemente obligaban a las empresas extranjeras a tener personal local en sus consejos de administración o áreas técnicas.
Los gobiernos también tenían una posición más laxa ante los derechos de propiedad y condicionaban apoyos domésticos a la innovación. El objetivo último era facilitar el robo que en lenguaje técnico se llama "transferencia tecnológica".
El plan de México debe ser similar y ello requiere que, antes de obedientemente expulsar a China de México como pide Estados Unidos, encontremos subrepticiamente la forma de mantenerla bajo la condición de copiarle sus recetas. Una gota de la misma medicina que China usó.
A China se le debe explotar antes de dejarla ir. Necesitamos un plan de copia masiva que incluya un dejo de desobediencia a la agenda de nuestro vecino del norte. Sé que Marcelo Ebrard no quiere hacerlo porque tiene miedo, pero secretario, nunca, ningún país se ha desarrollado siguiendo obedientemente todas las reglas impuestas por los países ricos.