Por una curiosa coincidencia, en estos días adquirí la caja Charlie Haden 5 Original Albums, una exquisita colección de grabaciones de uno de los contrabajistas supremos de la historia del jazz. El 11 de julio se cumplirán diez años de la partida del músico que, en palabras de Ornette Coleman: “Toca para la existencia del escucha”. Armado de su contrabajo y una sensibilidad abierta a todas las culturas, fue declarado genio por el pianista Paul Bley por “su habilidad para tocar en el nivel más alto del avant garde usando canciones para niños. Posee ese tipo de rango”.
Fue músico desde los dos años, cuando cantaba en la radio con su familia en el grupo The Haden Family Singers. Desde 1957 realizó una serie de duetos con Bley, el contrabajista transitó por numerosos caminos, lo mismo en el revolucionario cuarteto de Ornette Coleman, que con sus grupos Liberation Music Orchestra y Quartet West, el llamado Cuarteto Americano de Keith Jarrett, la Mingus Dynasty, la banda Old and New Dreams e incontables colaboraciones.
En una época turbulenta, cuando Estados Unidos invadía Irak, Haden vino a tocar a México y en una charla que sostuvimos declaró que, ante la situación que se vivía, el mundo necesitaba de artistas inconformes. “Es muy importante que haya más y más arte en el mundo y en la vida de los jóvenes porque ahora lo necesitamos más que nunca. Necesitamos belleza en el mundo. No necesitamos categorías, sólo belleza”.
Si bien afirmó que muchas escuelas de música abordaban la cuestión creativa de la improvisación y su espiritualidad, en los medios permeaba la música más simple, tocada a todo volumen. “La gente sale a la calle todos los días y es bombardeada en la cara con ritmos tocados a 250 decibeles. Ya sea que se encienda la televisión o la radio, allí están. Creo que debemos ofrecer a la gente una alternativa a ese tipo de música; es importante darle música creativa a la gente joven que sólo está expuesta a ritmos simples. Este tipo de música es influida por los medios de comunicación que hacen dinero con lo que llamo música disfuncional”.
CODA
Un alto porcentaje de espiritualidad
De acuerdo con el contrabajista, el músico debe llevar la música a un plano más creativo “Pienso que la espiritualidad ocupa 90 por ciento de la improvisación; el resto es academia, como es aprender escalas, acordes, armonías, teoría, composición, etcétera”.