La nube del olvido

Ciudad de México /

El problema de las computadoras es que están hechas para no olvidar nada. Semejante virtud no sólo es inhumana, sino de paso estúpida

No creo ser el único mortal que trae hecho un desmadre el disco duro de la computadora. Podría haberlo dicho hace treinta años y no sería menos exacto que hoy. Debe de haber seis o siete discos duros externos regados por la casa, mismos que no he tenido tiempo de revisar en por lo menos la última década. ¿Qué tanto guardo ahí? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Creerán que no me acuerdo? Podrían haberse borrado varios años antes de la pandemia y seguiría sin darme por enterado. Digo que un día voy a revisarlos porque es una manera de posponerlo indefinidamente.

De más está decir que el caos me ha seguido hasta La Nube, donde tengo un espacio de dos terabytes, del cual en realidad no necesito más del diez por ciento (y sospecho que aún es demasiado). ¿Cómo es que ya he llenado más de la mitad? Tan sencillo como arrumbarlo todo ahí. Por mientras, ya se entiende. Fotografías, recibos, videos, escritos, grabaciones y una inclasificable cantidad de basura informática sobre cuyo destino me falta siempre tiempo para decidir. Más que una nube, se ha vuelto un desván en el que todo cabe, se acomoda y se eterniza por motivos estrictamente burocráticos. Lo cual tendría que ayudar a tranquilizarme, aunque a la hora buena apenas me concede la penosa cachaza del procrastinador.

Entre miles de e-mails debe haber un buen recuerdo. Shutterstock

Casi todo lo que tengo en La Nube son cosas que he dejado para un mañana esquivo y engañoso que en realidad espero (no le digan a nadie) nunca llegue. Y como no soy yo, sino todo un equipo de profesionales el que da protección y servicio a aquel espacio ignoto que llamamos Nube, doy por hecho que mi tiradero electrónico seguirá allí regado año tras año, cada vez más absurdo y obsoleto, mientras pague la renta del servidor. ¿Qué pasaría, no obstante, si ahora me informaran que se ha borrado toda mi información y no hay manera de recuperarla? No sé por qué me temo que semejante pérdida irreparable sería en realidad un gran alivio. ¡Champaña, por favor!

El problema de las computadoras es que están hechas para no olvidar nada. Semejante virtud no sólo es inhumana, sino de paso estúpida. Nuestra memoria solamente conserva aquello que nos causa una cierta impresión, y en tanto ello habrá de sernos útil, así sea para darnos tormento. Líbreme el cielo de dar a mi memoria sentimental el trato que recibe la información chatarra que amontono en La Nube. Uno es lo que recuerda, y a veces lo que olvida.

Ahora que lo recuerdo, tengo en La Nube varias decenas de horas de video, y la verdad es que dudo contar con la décima parte de ese tiempo para algún día sentarme a revisarlas. Pero ahí las tengo, ¿cierto? A mi disposición, aunque no esté ni vaya a estar dispuesto a traer de vuelta aquello que en buena hora había conseguido olvidar. Pienso en aquellos públicos robotizados que filman los conciertos en vez de disfrutarlos, de modo que más tarde consigan revivir lo que jamás vivieron. Ilimitadamente, claro está.

Nada hay más arbitrario que la memoria humana. Recuerda uno las cosas como le da la gana, pero ese solo esfuerzo es suficiente para dar vividez aun a las mentiras involuntarias. Sé que entre las decenas de miles de correos electrónicos que se han acumulado en mi buzón tiene que haber ciertos recuerdos gratos, aunque también un poco demasiado precisos para un día aspirar a conmoverme tal como mis recuerdos embusteros. ¿Por qué entonces no de una vez los borro? Porque temo que un día los necesite. O porque no quisiera hacerme responsable de desaparecerlos. O porque así está el resto de mi espacio en La Nube y de cualquier manera jamás terminaría de resolver el caos imperante. “Me caí de la nube”, decía la canción.

  • Xavier Velasco
  • Narrador, cronista, ensayista y guionista. Realizó estudios de Literatura y de Ciencias Políticas, en la Universidad Iberoamericana. Premio Alfaguara de Novela 2003 por Diablo guardián. / Escribe todos los sábados su columna Pronóstico del Clímax.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.