En México existen más de 35 millones de hogares. La gran mayoría de ellos, todos los meses recibe algún servicio hasta la puerta de su casa. En lo público: la luz, el agua o el gas. En lo privado, las compras del supermercado, comercio electrónico y la oferta de comida a domicilio forman parte de la vida cotidiana de muchos mexicanos. Sin embargo, aunque muchos servicios se han digitalizado, hay cosas que inevitablemente deben llegar hasta las casas.
Así lo cree la presidenta Claudia Sheinbaum con la salud, por eso ese fue uno de sus 100 compromisos con el pueblo de México: atención médica domiciliaria para personas adultas mayores y personas con discapacidad.
Los datos son claros: la política neoliberal causó mucho daño a la salud de los mexicanos. Al apostar por una perspectiva de mercado, el enfoque fue más hospitalario que preventivo. La enfermedad se convirtió en un negocio.
Mientras más enfermas llegaban las personas, mayores ganancias habría para los privados.
Además, se estima que en México más de 30 por ciento de las personas que padecen diabetes o hipertensión no lo saben y acuden a un médico hasta que la enfermedad avanzó a un estado crítico.
Durante el primer piso de la Cuarta Transformación se avanzó en la recuperación del Sistema Público de Salud, pero revertir una tendencia de abandono que nos convirtió en uno de los países con mayor obesidad en el mundo, no es sencillo.
Por eso, desde antes de que comenzara su gobierno, la Presidenta diseñó “Salud Casa por Casa”, para que el Estado y sus instituciones se anticipen a la enfermedad.
La Presidenta, científica como es, empató las intuiciones y los estudios con un censo nacional para identificar las necesidades reales de quienes serán atendidos. Gracias a ello se pudo hacer un cálculo específico de la demanda de servicios. A la par, la Secretaría de Bienestar comenzó un proceso de contratación de nuevos servidores de la salud: más de 20 mil médicos, médicas y personal de enfermería.
El programa ya es una realidad y comenzó a operar en Baja California Sur, San Luis Potosí, Sinaloa y Jalisco; progresivamente llegará a todos los rincones del país.
En la primera visita a los hogares, los servidores de la salud realizan una valoración integral. Gracias a que cuentan con una tablet y una mochila con equipo médico, pueden abrir el expediente clínico digital, tomar signos vitales; valorar el estado nutricional, hacer pruebas de movilidad, de agudeza visual y auditiva y en algunos casos, pruebas rápidas para identificar niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos. Además, cuentan con una central telefónica de apoyo.
Ese diagnóstico permitirá identificar el estado de salud de cada paciente y hacer una clasificación especial para se tenga un tratamiento específico, de acuerdo a los padecimientos, enfermedades o riesgos detectados en cada persona. Si se identifica alguna necesidad mayor se emitirá una hoja de referencia y se derivará al IMSS, Issste o IMSS Bienestar.
Los beneficios de este tipo de atención han sido estudiados: al tener atención personalizada, se controlan mejor las enfermedades crónico-degenerativas, se evitan traslados innecesarios, se reducen tiempos de espera y la saturación de servicios en hospitales porque se identifican riesgos y resuelven antes de que las personas lleguen a un estado crítico.
Algo muy importante es que también la salud emocional de las personas mejora, porque se sienten escuchadas y acompañadas. En suma: mejora la calidad de vida.
Hoy estamos convencidos de que envejecer con dignidad es posible. Nuestra prioridad es construir el sistema de cuidados, de prevención y salud para el adulto mayor más grande del que se tenga conocimiento en el mundo.