Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, coras y huicholes fueron los primeros pueblos indígenas cuya música fue grabada en México. Dichas grabaciones, más otros importantes testimonios históricos, pueden escucharse en el álbum doble Un siglo de registros musicales entre coras y huicholes (náayari y wixárika), editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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El volumen 64 de la colección Testimonio Musical de México reúne 32 piezas musicales de ambas etnias, la más antigua de 1898. Además, registra las diferentes formas utilizadas para grabar testimonios etnográficos desde fines del siglo XIX hasta nuestros días.
Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca del INAH y autor de la investigación que acompaña estos registros, dice a MILENIO que la música de coras y huicholes ha sido la más grabada de los grupos indígenas mexicanos: “Los huicholes están entre los pueblos indígenas más musicales de México. Se reunió una serie muy interesante de grabaciones, realizadas por gran cantidad de gente que anduvo por esos lugares: antropólogos, lingüistas, musicólogos y etnomusicólogos”.
El álbum incluye desde un mitote, registrado por Carl Lumholtz en 1898 en Santa Catarina Cuexcomatitlán, en Mezquitic, Jalisco, hasta “La cusinela”, una cumbia interpretada por el Mariachi Nubes de la Sierra. Esta última grabación fue realizada en 2014 en el Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional en Guadalajara. [OBJECT]
Se pueden escuchar también mitotes dedicados al maíz, el vino, el peyote o la calabaza, canciones de amor, sones de tarima y danzas para la siembra y para la guerra. Los testimonios fueron recogidos por investigadores como Lumholtz, así como Konrad Theodor Preuss, Miguel Palafox Vargas, Gabriel Moedano, Henrietta Yurchenco, Raúl Guerrero, Gonzalo Aguirre Beltrán, José Raúl Hellmer Pinkham y Thomas Elmer Stanford, entre otros.
Al indagar en el diario de campo de Lumholtz, que publicó en 1902 con el título El México desconocido, Muratalla constató que el explorador realizó varios viajes. “Lumholtz narra las peripecias que vivió para lograr esas grabaciones. También es interesante conocer los testimonios de Preuss, quien en 1906 grabó en Nayarit a los coras. Sus narraciones son muy ricas”.
El investigador afirma que buena parte de las grabaciones “son de corte antropológico, que son las bases de la Fonoteca del INAH. La mayoría fueron realizadas por investigadores, y al ir leyendo lo que dejaron como testimonio escrito, se da uno cuenta de las dificultades que se presentaron para grabar en esos momentos”.
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La grabación más reciente fue realizada con un teléfono digital, agrega Muratalla, “y al compararla con lo que se hizo a fines del siglo XIX o principios del XX, te das cuenta de la enorme distancia tecnológica. Hoy es muy sencillo obtener estas grabaciones, pero hace muchos años implicaba muchas dificultades. En primer lugar porque no había caminos, así que el investigador verdaderamente exploraba, abría brecha”.
Un siglo de registros musicales entre coras y huicholes (náayari y wixárika) no tiene únicamente un valor antropológico, dice Muratalla, sino muchos valores: “La serie está pensada para que toda la gente entienda lo que es la diversidad musical de México. En este caso, se trata de dos pueblos que pertenecen a una misma familia lingüística, a una misma familia cultural. Sin embargo, su expresión musical es diferente. A través de la música podemos entender estas culturas”.
CARL LUMHOLTZ: LOS PRIMEROS REGISTROS
El explorador, naturalista y antropólogo noruego Carl Lumholtz, pionero de la grabación etnográfica en México, realizó sus grabaciones en 1898, con un aparato llamado grafófono, en las regiones de los rarámuris, coras y huicholes. El aparato, fabricado por la Columbia Phonograph Company, medía aproximadamente 40 centímetros de largo por 30 de ancho y 25 de altura, con un peso aproximado de 30 kilos.
Lumholtz se sintió especialmente atraído por “la fecundidad de los huicholes en los que pudiéramos llamar cantos populares legendarios, pero que para ellos constituyen la verdad evangélica y la historia. Refieren en sus cantos cómo en el principio de los tiempos crearon los dioses el mundo del caos y de las tinieblas, cómo instituyeron las costumbres de los huicholes y enseñaron al pueblo cuanto debía hacer para agradarlos: a construir templos, cazar venados, ir en busca de la planta jículi, cosechar el grano, hacer arcos y flechas y ejecutar ceremonias rituales”, según escribió el propio investigador.
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