Van a misa, sus casas están inundadas de figuras religiosas y honran a Dios como su padre, pero los católicos ultraconservadores de Colombia consideran “no grata” la visita de Francisco.
Es el papa “ilegítimo”, dicen en coro. Aunque reconocen que son una minoría, ejercen influencia política y difunden su mensaje a través de la televisión por cable.
Sus opiniones levantan polvareda en un país de 48 millones de habitantes y de mayoría católica, que el pontífice visitará hoy y por cuatro días para apoyar la paz y la reconciliación.
“Como dicen los diplomáticos, es no grata la visita. ¿Por qué? Porque un falso papa, un falso profeta de Dios, en vez de traer bendiciones para el país, es de esperarse que traiga maldiciones y males”, dice el catedrático y ex aspirante presidencial José Galat.
Este hombre cree que el pontífice va en contravía del evangelio y de la autoridad de Cristo, y es la cabeza visible de este sector que tiene su vocería en el canal privado internacional Teleamiga.
De 89 años, Galat presenta un programa semanal que tiene una audiencia de 400 mil televidentes, desde el cual cuestiona las declaraciones de Francisco.
Los ultra se abstienen de llamarlo “santo padre”, sumo pontífice o papa. Para ellos es Bergoglio a secas y además es el falso profeta que según la Biblia otorga poderes a Satanás en el final de los tiempos.
Aseguran que su elección como alto jerarca fue el resultado de una confabulación mafiosa y reformista. Y lo señalan de populista, masón, marxista o illuminati. Teorías desestimadas tajantemente por el Vaticano.
Por los comentarios y opiniones de Galat, la Conferencia Episcopal de Colombia publicó un comunicado a finales de julio en el que lo señalaba de “herir gravemente la comunión de la Iglesia” e incurrir e inducir a otros en un cisma.
Hace 24 años nació en Bogotá la Corporación Belén Casa Fraterna. Su sede está en un sector residencial de la ciudad, donde decenas de creyentes de todas las edades se reúnen entre lunes y sábado.
Benedicto XVI es para ellos el único papa legítimo. Con un silencio reverencial, escuchan a Rafael Arango. En un principio este abogado y politólogo de 78 años y pasado ateo, siguió los mensajes de Francisco, pero se desencantó porque considera que es el resultado de una corriente reformista dentro de la Iglesia.
“Un papa no puede exceder la palabra de Dios, ni modificarla. Lo único que es inamovible y eterno es la Biblia”, aseguró.