Doce actitudes machistas en las que tal vez has caído

Creer que las mujeres están obligadas a atender a los hombres o que su forma de vestir provoca que sean agredidas sexualmente, son algunos ejemplos.

El pensar que las mujeres están para servir al hombre es una actitud machista.
Ciudad de México /

Si eres de los hombres que no recoge sus platos de la mesa para llevarlos a la cocina porque considera que es obligación de las mujeres o piensas que la forma de vestir de una mujer justifica una agresión sexual, entonces eres una de las tantas personas que a diario ejerce "micromachismos".

Estos, según Yazmín Pérez Haro Co-Fundadora de la Red de Investigación y Acción Feminista, Fundadora del CIIDIS Centro de Investigación e Incidencia para el Desarrollo y la Igualdad Sustantiva y académica de la UAM Iztapalapa, no aluden al tamaño sino que "son como los microbios que están en todos lados, no los ves pero te enferman y hasta te matan", dijo en entrevista con MILENIO.

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Y, por si fuera poco, no son propios de hombres, sino que las mujeres también los ejercen en cosas tan comunes como el reírse de un chiste machista contado en la oficina.

De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), una de cada tres mujeres sufre algún tipo de violencia en México, que puede ir desde la verbal y física, hasta la económica e incluso el feminicidio, que se entiende como "la forma extrema de violencia contra las mujeres por el sólo hecho de ser mujeres".

Para aclarar el panorama, enlistamos algunos de los micromachismos más comunes y, en caso de que identifiques alguna que hayas realizado, la próxima vez detente a pensar antes de actuar.

- Piensas que las labores domésticas, como lavar trastes, planchar o lavar ropa, barrer, trapear, ir al mercado o cocinar son cosas que sólo "la mujer de la casa" debe hacer. También creer que las hermanas, hijas, esposas o madres deben atender al papá, tío o abuelo sólo porque son varones. Para que te des una idea de la magnitud de este problema, según cifras de la ONU, en México las mujeres dedican, además de su trabajo remunerado, 33 horas a la semana a las labores domésticas, mientras que los hombres sólo destinan seis horas. Eso es menos de una hora por semana.

- Utilizar palabras en femenino para hacer una connotación negativa. De acuerdo con Yazmín, cuando nombras algo en masculino y en femenino, se revela la distinta valoración social que tiene. Por ejemplo, “cuando se habla de zorro se piensa en un animal, pero cuando se dice zorra, se piensa en una chava que se dedica a la prostitución”. También mencionó en la palabra héroe y heroína. Cuando se hace referencia a la versión masculina, “los adolescentes piensan en Superman pero cuando dices heroína, piensan en droga”, dijo en entrevista a MILENIO.

- Juzgar o agredir a una mujer por su forma de vestir. Según un estudio hecho por la ONU, en el Reino Unido, el 36 por ciento de los participantes consideraron que una mujer es responsable del abuso sexual si estaba tomada, mientras que el 26 por ciento considera que lo es si estaba usando ropa sexy o reveladora.

- Creer que porque una mujer es amable contigo, está coqueteando. Según Yazmín, las mujeres tenemos que estar al pendiente de cómo sonreímos pues “tiene que ser lo suficiente para ser amable pero no tanto para no parecer una puta o que estás coqueteando”.

- Pensar que una mujer no es capaz de ocupar un puesto importante o subestimar sus capacidades intelectuales y asumir que está ahí porque "se acostó" con el jefe. De acuerdo con la ONU, a nivel mundial sólo uno de cada cinco parlamentarios son mujeres y ocupan sólo el 25 por ciento de los puestos de dirección.

- Cosificar a las mujeres. Ya sea voltear a ver a una chica que pasa a tu lado por la calle hasta creer que tu pareja debe satisfacerte sexualmente cada que tú lo pides. Esto puede fomentar la cultura de la aceptación o normalización que justifique la violencia y deje de lado la experiencia de las mujeres, haciendo más difícil la respuesta de la sociedad ante los hechos violentos, según un documento de UNICEF.

- Gritar chichis pa’la banda en un concierto. Cuando eso sucede, de acuerdo con Yazmín, la chica en cuestión tiene dos opciones: mostrar sus pechos con el riesgo de que los que están a su alrededor se sientan con el derecho de manosearla o ser abucheada por todo el estadio por no querer participar. “Esto aterra a todas las mujeres que están ahí porque estás temerosa de ser enfocada por la cámara” y asegura que no son sólo los asistentes al concierto los culpables de ejercer este tipo de violencia, sino de los mismos organizadores que lo consideran como una forma de entretenimiento. “Pasa de ser un chiste a una normalización de la violencia”, dijo Pérez Haro.

- Pensar que las mujeres necesitan de un hombre. No lo necesitan para formar una familia, para ser exitosas económica y profesionalmente, ni siquiera para hacer labores asociadas tradicionalmente a los hombres como arreglar un coche. Por si fuera poco, según Yazmín, muchas mujeres llegan a inventarse una figura masculina para sentirse seguras. "El hecho de estar sola las hace sentir vulnerables, entonces se crea una figura masculina para sentirte segura porque se considera a la soledad como un estado de latente amenaza".

- Pensar que todas las mujeres sueñan con casarse o quieren tener hijos. La libre elección de tener o no hijos y hasta la de permanecer solteras es un ejemplo perfecto del ejercicio libre de su sexualidad y libre albedrío y no, eso no las hace "quedadas"y según la Asociación Cristiana Femenina, el feminismo es "la posibilidad de tomar una decisión", ya sea convertirse en madre, priorizar el desarrollo profesional o no tener una pareja.

- No dejar que una mujer pague la cuenta. Si ella trabaja y quiere invitarte a cenar o pagar los boletos del cine, no te hará menos hombre, al contrario, estarás reconociéndola como igual y no como alguien que inferior a ti que no se puede "dar ese lujo".

- Pensar que las feministas odian a los hombres. O peor aún, llamarlas feminazis. Uno de los principios del feminismo es pedir por la igualdad entre hombres y mujeres y “la liberación de la mujer –y también del hombre- a través de eliminar las jerarquías y desigualdades entre los sexos”, según Susana Gamba, presidenta de la Fundación Agenda de las Mujeres que apoya a las mujeres de bajos recursos.

- Pensar que darle un golpe a la mujer evitará conductas similares en un futuro. Según cifras de UNICEF, casi la mitad de las mujeres de entre 15 y 49 años que viven en países en desarrollo piensan que un marido golpeador es justificado bajo ciertas circunstancias. También establece que la violencia en contra de las mujeres es una forma de control y poder sobre ellas.


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